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La Oración

DÍA 1 DE 3

La oración

Nuestras relaciones se basan en la comunicación: estar juntos, platicar, convivir, compartir experiencias. Cada relación es diferente. Nos relacionamos de diferentes maneras dependiendo de la persona con quién estemos y en el contexto en el cuál estemos. Cuando uno quiere conocer a una persona lo mínimo que hace es conversar con ella. El propósito, el objetivo final es conocer a la persona lo más profundamente posible. Ahora bien, si esa persona es tu papá o tu mamá la conversación se realiza en un contexto de amor, confianza y respeto. Las buenas conversaciones se desarrollan de tal forma que el tiempo “pasa volando” y uno no se da cuenta de todo el tiempo que ha transcurrido.

En las conversaciones entre padre-madre-hijo se llora, se pelea, se ríe, se disfruta, todo en un ambiente de seguridad. En especial, los padres y las madres deseamos fervientemente que nuestros hijos nos cuenten qué les pasa, qué problemas están teniendo, cuáles son sus anhelos y deseos, cuáles son sus frustraciones, cuáles son sus penas y alegrías en el amor, en lo laboral, en la salud. Principalmente queremos y ansiamos con todo el corazón conocerlos profundamente; como también queremos que ellos nos conozcan. Este conocimiento profundo que existe entre los miembros de una familia sana y normal es uno de los ingredientes principales que hace que la familia perdure y salga airosa de los obstáculos que presenta la vida. Este conocimiento es el ingrediente que permite acudir en todo momento a uno o a varios miembros de la familia. Las distintas experiencias que vamos teniendo con los integrantes de la familia van formando nuestras relaciones con ellos.

Funciona de la misma manera con nuestro Padre Celestial. Una de las formas más maravillosas de conocer a Dios es conversando con Él a través de la oración. De hecho, es una de las formas más potentes para poder construir una relación con nuestro Padre Celestial. Este es el “súper poder” que todos tenemos para acercarnos, tal cual como somos, a Él. Él quiere que lo amemos y conozcamos. El mismo Jesús lo dijo:

“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente”.

También en la Palabra Dios lo deja claro:

“Quiero que demuestren amor, no que ofrezcan sacrificios. Más que ofrendas quemadas, quiero que me conozcan".

Para amar a Dios debemos tomar LA DECISIÓN intencional de amarlo y comenzar a conocerlo. Para crecer en la relación con Dios y conocerlo debemos conversar con Él, debemos contarle nuestras penas y alegrías, nuestras frustraciones y nuestros logros…Y escucharlo. Todo niño le pide consejos a sus padres y nosotros, con mayor razón, debemos pedirle a nuestro Padre Celestial ayuda, guía y consejos. Recuerda que Dios tiene una mente ilimitada y una sabiduría infinita. ¡Quién mejor que Él que nos aconseje y nos guie!

En palabras simples, la oración es una conversación con Dios. Orar es hablar con Dios. Es como un hijo o una hija hablando con su padre. Pablo escribe:

“Pues por medio de él [Jesús] tenemos acceso al Padre por un mismo Espíritu".

Jesús hace posible que tengamos una relación personal e íntima con Dios. Así como en todas nuestras relaciones, nuestra relación con Dios crece a través de la comunicación. Por medio de la oración, Dios transforma situaciones, nos da paz, cambia nuestra perspectiva, nos entrega sabiduría y nos muestra más de cómo es Él. Jesús mismo dijo:

“Entonces, tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará”.

Jesús nos dice que orar tiene beneficios. Uno de los beneficios de la oración es que cambia cosas. Tú puedes orar por cualquier cosa, cosas pequeñas o cosas grandes. A Dios le interesa todo lo que te pasa a ti, a tu familia o al mundo entero. Dios responde cuando oramos. Ahora, CUIDADO, la oración no se trata de sólo pedir. La idea NO es tratar a Dios como una “máquina expendedora” en la cual uno coloca una moneda y obtiene lo que pidió. Es mucho más profundo que eso. Se trata de construir una relación. ¿O acaso a ti como mamá o papá no te parecería raro que tu hijo se acercara solo y exclusivamente para pedirte algo?

Cuando oramos, nuestra perspectiva, la forma de percibir nuestra situación cambia y descubrimos que Dios nos acompaña en toda ocasión y la realidad de su presencia nos da paz. Esfuérzate no por orar “correctamente” o por seguir una estructura determinada, acuérdate que la relación con Dios es personal. Preocúpate por construir una relación íntima y personal con Él. De conocerlo a Él y de amarlo a Él. La oración tiene poder y ese poder lo puedes tener tú.

“La oración del justo es poderosa y eficaz”.

No te preocupes si no sabes cómo orar, el mismo Espíritu te va a ayudar:

"[E]l Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, nosotros no sabemos qué quiere Dios que le pidamos en oración, pero el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras".

Si no sabes orar o nunca lo has hecho, es momento que comiences a darte un tiempo para conversar con tu Padre. Él va a estar feliz de que converses con Él.

Preguntas para Reflexionar

  • ¿Por qué crees que la gente no siempre recibe aquello por lo que ora?
  • ¿Alguna vez has intentado orar? ¿Cómo te fue?
  • Si fueras un papá o una mamá, ¿cómo te gustaría que tus hijos te hablaran? ¿Qué cosas te gustaría que te contaran?

Un tremendo abrazo y que Diosito te bendiga hoy y siempre,
Alfonso

Día 2

Acerca de este Plan

La Oración

Nuestras relaciones se basan en la comunicación: estar juntos, platicar, compartir experiencias. Una de las formas más maravillosas de conocer a Dios es conversando con Él a través de la oración. De hecho, es una de las formas más potentes para poder construir una relación con nuestro Padre Celestial. Aprendamos en este plan por qué la oración del justo es poderosa y eficaz, y es un mandato para todo cristiano.

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Nos gustaría agradecer a Alfonso Rinsche Casanova por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://whatsapp.com/channel/0029VaLYNkx2ER6kCcWmdX0T