Ruach

¿Recuerdas el momento en que estabas fuera una vez en medio de una tormenta feroz? El viento aullaba alrededor de tus oídos. Quizá ibas en bici y apenas podías avanzar. Tal vez caía un fuerte aguacero y tenías que tener cuidado con las ramas de los árboles que se caían.

En ese momento experimentas algo de su poder. No puedes detener el viento. Tampoco puedes hacer mucho para cambiarlo. Lo mejor es agarrarse fuerte, porque sino el viento te arrastrará y te hará volcar.

Y, ¿tecuerdas el momento en que te sentaste en el frío de un atardecer? Sentado en el jardín, o junto a la orilla del agua, en el silencio. Una suave brisa te envolvía.

En un momento así, experimentas algo del refresco, del frescor agradable tras un día caluroso. Un regalo de bienvenida que te envuelve.

Sientes el viento.

Oyes el viento.

Ves el poder del viento.

Notas el efecto del viento.

Pero no sabes de dónde viene el viento, ¿verdad?

¿Y hacia dónde sopla el viento? Eso también es complicado, ¿verdad?

Hoy reflexionamos sobre una afirmación de Jesús en su conversación con Nicodemo. Jesús dice que el viento sopla como quiere. Lo oyes, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Hay algo intangible en él. Simplemente sucede.

De la misma manera es "todo el que ha nacido del Espíritu".

Tú lo sientes.

Ya lo oyes.

Ves el poder.

Tú notas el efecto.

Pero determinar exactamente lo que ocurre es imposible. ¿De dónde viene? ¿Adónde va? Es un misterio. Insondable para los "no espirituales" (versículo 3).

Este viento - ruach - se encuentra también al principio de la Biblia. En hebreo, "ruach" es la palabra para espíritu, aliento o viento. Allí está el Espíritu de Dios - Ruach - iba y venía sobre las aguas. Y mira qué maravillosa obra de creación siguió.

Donde se mueve el viento del Espíritu de Dios, suceden las cosas más bellas. En los Hechos, por ejemplo, lees cómo la gente puede oír a los apóstoles hablar en su propia lengua. El Espíritu derriba barreras. El Espíritu hace que las personas se conviertan en una que antes consideraban imposible. Dios no conoce fronteras culturales y lingüísticas. ¡El viento de Su Espíritu sopla por todas partes y donde Él quiere!

Reflexiona sobre las siguientes preguntas:

• ¿Qué significan las palabras de Jesús en Juan 3:8?
• Aunque no puedas indicar al viento -Ruach-, puedes sentirte profundamente impresionado por él. ¿Lo has sentido alguna vez?
• ¿Dónde ha tocado tu vida Su aliento, Su viento, Su Espíritu? ¿Puedes compartir algo de eso con alguien hoy?

Ora: "Señor, lo que Tú haces a menudo me resulta esquivo. Pero cuando te mueves con Tu Espíritu, tiene tanto impacto. Señor, muévete también en mí y dame ojos para ver lo que estás haciendo. Quiero adorarte por Quien eres y por la maravillosa obra que estás haciendo en las personas. Amén"