Concientes De Su AmorMuestra
Querido lector:
La Biblia nos refiere varios versículos sobre un discípulo al que Jesús amaba, y él mismo lo dejó plasmado para nosotros porque es importante tener claro que Jesús nos ama a todos sin condición. En su ejemplo y con su propia pluma, por no decir "testamento", nos habla sobre lo importante que es saber que somos amados por Dios. Es decir, tener una perspectiva adecuada del amor que Dios Padre nos tiene a través de Su Hijo Jesucristo.
Veamos, leemos en Juan 13:23: "Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús". Y en Juan 19:26: "Cuando Jesús vio a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo".
Al igual que en Juan 20:1-2, nos dice: "El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro. Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto".
¿Por qué he querido compartir contigo todos estos versículos? Porque en todos ellos se nos habla de un discípulo a quien Jesús amaba. Fíjate que no nos habla de un discípulo que amaba a Jesús, sino que era amado por Jesús. ¿Y quién es ese discípulo amado? Juan.
¿No es esto interesante? ¿Incluso gracioso? Porque es Juan quien está escribiendo y se describe a sí mismo como el discípulo amado de Jesús. ¿Jesús solo amaba a Juan? No, Jesús amaba a todos. Jesús es Dios, por lo tanto, ya sabemos que Dios no hace distinción entre las personas. Jesús amó incluso a Judas, aun sabiendo que lo iba a traicionar.
Por lo tanto, Jesús amaba a todos. Pero Juan tenía quizás más claro que los demás la importancia de saberse amado por Jesús, es decir, por Dios mismo en carne y hueso. Pero este tipo de amor o de relación no era exclusiva entre Jesús y Juan; también vemos que la relación entre el discípulo amado y Pedro era muy buena (Juan 13:23). Y después de Pentecostés, vemos que Pedro y Juan solían moverse juntos, al menos durante un tiempo (Hechos 3:1/Hechos 4:13/Hechos 8:14-15).
Tal vez en este punto puedas preguntarte, "Ok, Kenneth, entiendo el punto. Pero necesito saber que Dios me ama a mí, ¡sí, a mí, en mi actual condición!". Déjame compartirte un par de textos bíblicos más para aclarar este punto. Cuando Jesús fue al monte a orar y se transfiguró, la Biblia nos dice que se llevó consigo a tres discípulos. ¿Y sabes quién era uno de ellos? Efectivamente, era Juan, el discípulo amado (Lucas 9:28).
Y también, antes de ser transfigurado, cuando Jesús fue con Jairo para resucitar a su hija, solo permitió que le acompañaran Pedro, Jacobo, Juan, el padre y la madre de la niña (Lucas 8:51).
¿Qué quiero que aprendamos de Juan? A vernos como aquellos a quienes Dios ama, a pesar de nuestra condición, sin importar incluso nuestros pecados. Sí, como lo oyes, a pesar de no ser el único discípulo, a pesar de nuestros errores y defectos. En Juan vemos que él quiso verse como el discípulo amado de Jesús. Y eso es lo que estoy absolutamente seguro de que Dios quiere que sepamos.
¿Y sabes por qué? Porque esa perspectiva lo cambia todo. Cambia nuestra valía, nuestra forma de afrontar la adversidad, nuestra manera de vivir el quebrantamiento, el sufrimiento e incluso la muerte.
Observemos ahora otro ejemplo que nos puede ayudar. ¿Has oído hablar de Lázaro? ¿Aquel que estuvo muerto durante cuatro días y Jesús lo resucitó? Por supuesto que sí. Quiero que veamos un detalle en el relato de tan maravilloso milagro. Su historia, el mismo Juan, nos la dejó registrada en su Evangelio (Juan 11:1-5).
Dos frases que quiero resaltar de este pasaje, supongo que ya te imaginas cuáles son: "Señor, he aquí aquel que amas" y "Amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro". Vuelvo a repetir, sin ánimo de ser pesado, que por supuesto Jesús amaba a todos por igual.
Pero la diferencia no solamente la marca el hecho de que Dios nos ame, ni por supuesto nuestro amor por Dios. La diferencia la marca el hecho de saber que Dios tomó primero la iniciativa en Su Hijo Jesucristo de amarnos, incluyéndote a ti y a mí, a pesar de...
Fíjate cómo vienen a hablarle a Jesús acerca de la enfermedad de Lázaro. No le dicen: "Jesús, aquel que te ama con todo su corazón. Aquel que te ha servido. Aquel que ha contribuido mucho para tu ministerio. Aquel que…". No, le dicen: "Aquel a quien Tú amas". Ellos prefirieron apelar al amor de Jesús por Lázaro, antes que apelar al amor de Lázaro por Jesús.
¡Ah, y cómo termina la historia! Lázaro siendo resucitado por Aquel que le amaba.
Escrituras
Acerca de este Plan
¡Es hora de entender como nos ama Dios Padre a través de Su Hijo Jesucristo! Únete a esta reflexión sobre la importancia de sentirnos amados y valorados por Dios, y adopta una perspectiva adecuada sobre el amor incondicional de Dios a favor tuyo. ¡Actúa hoy mismo y sumérgete en el amor divino que nos transforma!
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