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Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que obedezca a Cristo (2 Corintios 10:5 NVI).

Nada más preocupante que la falta de salud mental, y no me refiero específicamente a un cuadro de demencia, algo más preocupante existe y es la ausencia de tranquilidad mental.

El versículo de Corintios nos invita a destruir los pensamientos. Irónicamente vamos por la vida pensando cosas desastrosas que nos logran desestabilizar y aún así no hacemos nada, silenciosamente se van quedando para robarnos la tranquilidad y la paz mental.
Los pensamientos que se instalan en nosotros terminarán controlando nuestra manera de actuar para bien o para mal.

El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón produce el bien; pero el que es malo, de su maldad produce el mal, porque de lo que abunda en el corazón habla la boca (Lucas 6:45 NVI).

¿Te das cuenta lo trascendental que es pensar correctamente? Como lo vimos anteriormente este tema se debe abordar seriamente, he notado en mi vida como me someto al cuidado de mis bienes lo cual está bien, pero no está bien que limpie mi auto y descuide mis pensamientos. En cuestión de pensamientos hay tres actores en la lucha de este campo: Dios, el diablo y nosotros en medio de esta batalla.
A cada uno de nosotros se nos ha dado la autoridad de que nuestra mente dependa de Dios o del diablo.

Si decides darle atención y poder al enemigo iniciarás una vida; angustiada, temerosa, esclavizada por hábitos pecaminosos. Decidimos si alimentamos este tipo de pensamientos que finalmente nos llevarán a vivir amando a Jesús pero sintiéndonos miserables.
Del otro lado están los pensamientos que provienen de Dios; pensamientos verdaderos, honestos, puros, amables y esperanzadores. Determinar pensar así nos dará una sensación de tranquilidad, satisfacción , sanidad y prosperidad.

Reto: escribe en una hoja 10 pensamientos que azotan tu mente continuamente. Seguido, toma esa hoja en tu mano y rómpela por completo como lo anuncia Pablo en Corintios. Haz una oración renunciando, y en adelante, el tema de pensar tómatelo: SERIAMENTE.