De Regreso a CasaMuestra

El Amor del Hijo ✝️

Recientemente asistimos a la boda de uno de mis hermanos. El evento tuvo lugar en las afueras de la ciudad. Mi mamá y los padres de la novia se alojaron en una finca cercana al lugar de la ceremonia. Cuando llegó el momento de verificar que todo estuviera listo, la angustia se apoderó de todos. El vestido de la mamá del novio se había quedado en la ciudad y ya no había tiempo para ir a buscarlo.

De inmediato pusimos en marcha un plan de acción: buscar un nuevo vestido en la zona. Fue una tarea titánica y contra reloj, pero finalmente lo encontramos. El vestido costó cuatro veces más que el anterior, ¡y dejó su cuenta en ceros! Sin embargo, a ella no le importó pagar ese precio con tal de ver a su hijo feliz.

Este fue un pequeñísimo acto de amor en comparación con la extravagancia del amor del Padre, manifestada a través de su Hijo, en la historia relatada en Lucas 15.

Hablemos de los dos hijos. El mayor, aunque nunca se alejó de la Casa del Padre, tampoco disfrutaba de estar con Él. Trabajaba con resentimiento y tenía ínfulas de superioridad. Por otro lado, el menor era un rebelde sin causa, deseaba disfrutar la vida a su manera, invirtiendo sus recursos en lo pasajero y llevado por lo efímero.

En la cultura judía, era el hijo mayor quien debía reparar la honra de la familia e ir en busca del menor. Sin embargo, en esta historia, él se quedó en casa, resentido y amargado por lo sucedido. No mostró interés en el destino de su hermano ni en el dolor del Padre al perder a uno de sus hijos.

Pablo nos habla del maravilloso plan del Padre en compañía de nuestro amado Hermano Mayor. Él asumió el rol de buscar a su hermano perdido y traer alegría nuevamente al corazón del Padre. “Sin embargo, cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la ley. Dios lo envió para comprar la libertad de los que éramos esclavos de la ley, a fin de poder adoptarnos como sus propios hijos” (Gálatas 4:4-5).

Así que Jesús, nuestro Hermano Mayor, dejó la gloria del cielo, se hizo hombre y emprendió su viaje para buscar a los que estaban perdidos. ¡A ti y a mí! No le importó enlodarse y andar entre los cerdos, nos encontró sucios, desorientados, solos, heridos y hambrientos. Con una sonrisa llena de compasión limpió nuestro rostro ¡mientras corrían lágrimas por sus mejillas! Nos levantó del suelo, nos llevó en sus brazos y nos condujo nuevamente a Casa, donde estaba el Padre esperando junto al camino.

Estábamos separados del Padre y sin la posibilidad de regresar a Casa a causa de nuestro pecado, pero Jesús se hizo el mediador entre Dios y los hombres y dió su vida como rescate por todos (1 Timoteo 2: 5-6)

Tim Keller lo expresa así: “El evangelio consiste en que soy tan defectuoso que Jesús tuvo que morir por mí, pero al mismo tiempo, soy tan amado y valorado que Jesús lo hizo con gusto".

¿Cómo puedes responder al amor del Padre manifestado a través de Su Hijo?

1. Acepta su oferta de libertad: Jesús vino para liberarnos de la esclavitud del pecado y la ley. Su sacrificio en la cruz nos ofrece la oportunidad de ser libres y perdonados. ¿Estás dispuesto a aceptar esa libertad?
2. Abraza tu identidad como hijo: El Padre Celestial anhela adoptarte como su propio hijo. No importa tus errores o fracasos pasados; Él te ama incondicionalmente. ¿Estás dispuesto a abrazar esa identidad y vivir como un hijo amado?
3. Comparte este amor con otros: El amor del Hijo no es exclusivo para ti. Puedes ser un canal de bendición para otros. Comparte esta buena noticia con quienes te rodean. Invítalos a experimentar el amor transformador de Dios.
4. Busca una relación más profunda con el Padre: Dedica tiempo a orar, leer la Biblia y conocer más sobre el amor de Dios. Cuanto más te acerques a Él, más podrás comprender su amor y propósito para tu vida.

En este momento, el corazón del Padre espera con amor y anhelo tu respuesta. ¿Qué decidirás? 🙏❤️