Sábado de Gloria

“Desde el mediodía y hasta las tres de la tarde toda la tierra quedó en oscuridad, pues el sol se ocultó. Y la cortina del santuario del Templo se rasgó por la mitad. Entonces Jesús exclamó con fuerza: ‘Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu’ Y al decir esto, expiró” (Lucas 23:44 NVI).

Cuando Jesús murió, la oscuridad cubrió la tierra, y aquellos responsables por Su muerte esperaban ansiosamente ver si es que realmente resucitaba como Él había dicho. Muchos lloraron y estaban desconsolados al ver a Su Maestro sin vida, colgado en la cruz. Sin duda, la noticia se difundió rápidamente. Jesús, el que se había autoproclamado El Mesías, había sido ejecutado públicamente por el Imperio Romano, del cual Él tendría que haberlos liberado. Seguramente muchas personas se preguntaron esos tres días si Él, verdaderamente, era el Hijo de Dios, y si es que lo era, cómo lo podrían haberlo matado tan fácilmente. En la oscuridad esperaron; por tres días esperaron.

Hoy, hacemos una pausa para considerar el plan de redención y salvación de Dios; salvación para ti, sí, pero también para el mundo lleno de miles de millones de personas, perdidas sin esperanza ni luz. Dios nos encontró en el oscuro camino hacia la destrucción; nos recogió y nos hizo parte de Su familia en esta misión de reconciliación. Ahora, somos comisionados a participar en la misión de buscar y salvar al perdido. Mientras reflexionamos, no solo consideramos la sangre de Jesús derramada para nuestra salvación, sino que también escogemos seguir Su camino y aceptar la obra transformadora que Él hace en nosotros mientras buscamos ser más como Cristo.

“La muerte es real

Pero no es el final

Sé que el cielo es mi hogar

En mi caminar

Solo no voy a estar

No dejaré de alabar".

Este Sábado de Gloria, muchas velas serán encendidas al recordar a Jesús, la Luz del mundo; venciendo las tinieblas y trayendo luz para todos nosotros. Este es un tiempo para que recordemos Su cuerpo, el cual fue roto, y Su preciosa sangre que fue derramada por nosotros. Que no solo lo recordemos por un momento, sino, más bien, vivamos en esta postura de memoria, siempre en mente Su sacrificio y victoria. Tal vez sea oscuro ahora, pero la resurrección está llegando.

“Sé que me amaste

Y me encontraste

Me perdonaste

Por tu gracia me salvaste

Y en la espera

De tu promesa

Sé que el cielo vive en mí”.

Letras: Como en el Cielo - Hillsong en Español