LA AMISTAD para una vida de intimidad con DiosMuestra
La vida de Obed-edom puede enseñarnos mucho. Este hombre vivía en estrecha comunión con Dios. ¿Cómo lo sabemos? Porque aceptó que David dejara el arca en su casa. Este no es un detalle menor, ya que desde la época de Elí, el arca atraía desgracias y calamidades en cada lugar donde la colocaban. Repasemos la historia. En los tiempos del sacerdote Elí, los ancianos de Israel propusieron trasladar el arca al campo de batalla a fin de asegurar la victoria; pero perdieron la guerra, 1° Samuel 4:3. Los filisteos se apropiaron del arca como si fuera un trofeo de guerra, pero el arca les provocó innumerables problemas y graves enfermedades, 1° Samuel 5:1-11. Cuando la devolvieron para librarse de los castigos, algunos curiosos que no mostraron respeto por el Señor fisgonearon dentro del arca y allí mismo murieron, en total setenta personas, 1° Samuel 6:19. Finalmente el arca fue puesta en la casa de Abinadab y, cuando David intentó llevarla a Jerusalén uno de los hijos murió al tratar de sostenerla, 2° Samuel 6:6-7. Cualquiera de nosotros hubiera temblado ante la propuesta del rey David. ¿Aceptar el arca en nuestra casa? Hasta ese momento solo se contaban desgracias. Entonces, ¿por qué aceptó Obed-edom recibir el arca? Porque él conocía a Dios íntimamente y sabía que la bendición es directamente proporcional a la honra. La forma en que tratamos a Dios es la forma en que Él nos tratará a nosotros. No olvides que Dios va donde lo invitan, pero se queda donde lo respetan.
Decir que Obed-edom fue bendecido por honrar a Dios mientras el arca estuvo en su casa es una media verdad. Este hombre respetaba a Dios desde hacía mucho tiempo y fue precisamente su historial de obediencia y buen trato lo que atrajo la manifiesta presencia de Dios. Y la bendición no fue la razón por la que decidió seguir el arca a Jerusalén sino SU PRESENCIA. Al tener tan cerca a Dios la amistad se profundizó y, cuando Dios cambió de domicilio, Obed-edom se mudó de casa. Se convirtió en custodio de las puertas del templo donde moraba el arca de su presencia, 1° Crónicas 15:24. Hizo suyas las palabras del salmista: “Un día en tu templo es mejor que mil días en cualquier otro lugar. Preferiría ser el portero de la casa de mi Dios que vivir en la casa de un perverso”, Salmo 84:10 (PDT). Obed-edom no buscaba la prosperidad, él quería intimidad con Dios y esa intimidad le trajo enormes e incontables bendiciones. Tan grande fue esa bendición que toda su familia estuvo comprometida en el servicio a Dios. Aun dos siglos después se lee que sus descendientes estaban como porteros en la casa de Dios, 2º Crónicas 25:24. La pasión por Dios se mantuvo de generación en generación. ¿Te gustaría que en tu familia sucediera algo similar? Entonces toma la decisión de hacer a Dios la mayor prioridad de tu vida.
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Acerca de este Plan
Queremos conducirte a vivir una intimidad creciente con Dios, e incentivarte a perseverar en el lugar secreto. Te revelaremos las múltiples ventajas de permanecer en ese bendito sitio, siendo la más importante de todas el conocer a tu buen Dios y ser conocido por Él en una relación diaria y cercana.
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/