Semana SantaMuestra

En los Evangelios se hace mención a la acción de José de Arimatea, un hombre rico, discípulo de Jesús, quién reclamó su cuerpo a Poncio Pilatos después de su muerte en la cruz.

Con ayuda de colaboradores lo envolvió en una sábana y lo depositó en un sepulcro cuya entrada fue cubierta con una piedra de gran tamaño. Pero no tuvieron tiempo de preparar el cuerpo tal como debía hacerse, dado que se les vino encima la noche y con ello el día de reposo.

Fue el domingo cuando varias mujeres acudieron al sepulcro para realizar estas tareas, pero se encontraron con la piedra removida y la presencia de ángeles, quienes les indicaron que el cuerpo ya no estaba allí porque había resucitado.

Tanto los soldados romanos como estas mujeres tuvieron mucho miedo, pero las palabras del ángel trajeron paz a sus corazones: “¡No está aquí, ha resucitado!”.

Y hoy, en este tiempo tan complicado y conflictivo, Jesús tampoco está en la tumba ni en la cruz, ha resucitado y está a la derecha del Padre intercediendo por nosotros. No debemos tener temor, sino recibir su paz, y hacer lo mismo que hicieron las mujeres y luego los discípulos: ¡Decir a todo el mundo que Jesús resucitó y por medio de Él hoy podemos llegar al Padre, en arrepentimiento de nuestros pecados, y obtener salvación y vida eterna!

Quiero guiarte en una oración: Gracias Señor Jesús, por lo que hiciste por mí allí en la cruz, por tu resurrección, por hablar y pedir al Padre por mí. ¡Bendito seas, mi Señor y Salvador!

PD: Agradecemos a Alvaro Senges por este plan de lectura. Estamos seguros de que estás con gran entusiasmo de conocer más sobre la vida y obra de Jesús. Si quieres conocer más contenido de edificación, accede aquí.