[Las palabras de adviento] AMORMuestra

Cristo es amor

Cuando pensamos en el amor en esta temporada de Adviento, ¿qué significa?

El diccionario bíblico de Unger define amor como: «Desinteresado y sacrificado. Es activo y se siente insatisfecho si no bendice a los demás». El amor es la virtud preeminente producida por el cristianismo. En Juan 13 se declara que el amor es la prueba principal del discipulado cristiano, es uno de los dones del Fruto del Espíritu en Gálatas 5 y debe ser el motivo más elevado de la acción moral.

El amor es el atributo más elevado de Dios, aquel en el que todos los demás se mezclan armoniosamente. En 1 Juan 4:8 se declara: «Dios es amor». El amor no es simplemente una cualidad que Dios posee; es su propia naturaleza.

Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que tengamos vida por medio de él. El amor proviene de él. Él es la Fuente y el Recurso. El amor emana del Dios del universo; es su misma esencia la que se ha manifestado hacia nosotros. Lo cual nos ha sido hecho increíblemente claro y obvio. El amor de Dios está dirigido hacia nosotros, y él lo derrama directamente en nosotros. El amor actúa y se siente insatisfecho cuando no bendice a los demás. Dios actuó y envió a su Hijo unigénito para bendecirnos: la definición misma de lo que es el amor.

Cristo es único. Él es el único que ha nacido de una virgen y del Espíritu Santo. Bajó del cielo, se convirtió en uno de nosotros y fue obediente hasta la muerte. ¡El amor está aquí!

Su primer propósito es que podamos vivir a través de él. Pero ¿vino Cristo solo para que tengamos vida eterna? Cristo vino para que pudiéramos vivir eternamente, pero también vino para que pudiéramos disfrutar de una vida abundante en este momento. Vivimos la vida al máximo solo a través de él y esa es una vida marcada por el amor.

El sacerdote católico Henri Nouwen escribió que todo el mensaje de Jesús es que tú eres el hijo amado de Dios. Cuando sabes eso en tu corazón, todo cambia. Fuiste amado antes de nacer y serás amado después de morir. Eres amado por la eternidad. ¡El amor de Dios por ti es inagotable!

Padre, te pido que tu Espíritu me toque y me revele tu amor. Quiero conocerte más íntimamente y aprender a amar más profundamente a través de tu Hijo Jesucristo.