[Recordado por Dios] Cinco cualidades de un hombreMuestra

Priscila y Aquila

En el libro de Romanos, el Apóstol Pablo envía sus saludos a varias personas y parejas que han sido fundamentales en su ministerio. Una de esas parejas es Priscila y Aquila, quienes demostraron una notable fidelidad a la familia de Dios y a la suya propia. Su ejemplo sirve como un recordatorio para nosotros hoy en día de priorizar la fidelidad en nuestras relaciones y responsabilidades. Como hombres, debemos encarnar esta fidelidad y hacerlo para la gloria de Dios.

Priscila y Aquila eran colaboradores devotos en Cristo Jesús. Su compromiso con la familia de Dios se extendía más allá de asistir a los servicios de la iglesia. Abrieron su hogar a los creyentes, estableciendo iglesias en las casas dondequiera que iban. Entendieron que el ministerio comienza en el hogar y dieron la bienvenida fielmente a otros, a sus vidas. Su dedicación inquebrantable los hizo apreciados por Pablo y por innumerables iglesias gentiles.

Además de su servicio en la familia de Dios, Priscila y Aquila demostraron fidelidad dentro de su hogar. Una investigación de la Escuela de Salud Pública de Harvard indica que las parejas que asisten juntas regularmente a la iglesia reducen su riesgo de divorcio en un asombroso 47%. La fidelidad dentro de la familia tiene un profundo impacto en las generaciones futuras y los padres tienen una oportunidad única de moldear la vida de sus hijos de manera positiva.

El ejemplo de Priscila y Aquila se extiende más allá de las unidades familiares tradicionales. Se anima a los adultos solteros a ser fieles a su familia de origen, donde se muestra bondad y amor a sus padres, hermanos y parientes lejanos. Esta práctica los prepara para sus futuras familias, en caso de que Dios los bendiga de esa manera. Independientemente del estado civil, la fidelidad dentro del contexto familiar más amplio fomenta relaciones saludables y una cultura de amor.

Hoy en día, los hombres a menudo son retratados entre extremos: ya sea como tontos y débiles o agresivos y dominantes. Sin embargo, hay un equilibrio que se puede encontrar en seguir el ejemplo de Jesucristo. Él encarnaba tanto la fuerza de un león como la mansedumbre de un cordero. Los hombres están llamados a ser fuertes, audaces y valientes, pero templados con bondad y gentileza. Al modelar este equilibrio, los hombres pueden ejemplificar la fuerza de un hombre piadoso que sigue a Jesús.

La fidelidad de Priscila y Aquila es una inspiración. Nos mostraron la importancia de abrir nuestro corazón y nuestro hogar a los demás, invertir fielmente en nuestra familia y encarnar la fortaleza y la mansedumbre equilibradas que se encuentran en Jesucristo. Sigamos su ejemplo para que podamos reflejar el amor y la gracia de nuestro Padre Celestial en todos los aspectos de nuestra vida.