En La Cena Con JesúsMuestra

AMOR HASTA LO SUMO

La Última Cena de Jesús con sus discípulos es un momento de profundo significado, marcado por el deseo de Cristo de compartir con ellos antes de su sufrimiento. A pesar de la sombra de la cruz que se cernía sobre ellos, Jesús muestra un amor incomprensible hacia sus discípulos, quienes son una mezcla heterogénea de personalidades, incluidos los impetuosos hijos del trueno, el negador Pedro, el recaudador de impuestos Mateo y el traidor Judas.

El amor de Jesús es el tema central de esta cena. Este amor divino, esencial para Dios, se manifiesta plenamente en Cristo, quien revela la gracia y la verdad de Dios. Este amor se expresa en la entrega de Jesús en la cruz, un acto que demuestra la infinitud del amor de Dios hacia la humanidad pecadora.

La dimensión de este amor es universal: Jesús busca a los perdidos y a los pecadores, sin importar su condición. Su encarnación y sacrificio muestran la profundidad de su amor al experimentar las debilidades humanas y sufrir por la humanidad.

La amplitud de este amor es tal que ningún pecador está excluido de su alcance. Jesús invita a todos a su mesa de comunión, ofreciendo gracia y misericordia incluso al más perdido de los pecadores. Esto se refleja en el testimonio personal del apóstol Pablo, quien reconoce su propia condición de pecador perdonado por la gracia de Cristo.

Dios, en Su infinito amor, nos invita a la mesa de comunión, donde podemos experimentar Su gracia y perdón, recordando el sacrificio de Jesús en la última cena, un acto que demuestra Su amor incomprensible hacia la humanidad pecadora.