Ayuda mi incredulidad: cómo vencer las dudas y aumentar la feMuestra

Introducción

Hace unos años, mientras oraba, el Señor me mostró que estaba viviendo la vida como cristiana, pero no como creyente. Habiendo conocido y servido a Dios desde los cinco años y a través de varios ministerios y misiones a corto plazo, fue una revelación del Espíritu Santo que me redarguyó.

Estaba en el año más o menos diez de lo que llamo “mi cueva”. Un periodo donde todas las visiones y planes que creía que Dios me había dado fueron confrontados con circunstancias radicalmente diferentes, que parecían contradecir lo que yo había entendido ser sus propósitos para mi vida. Esto estaba impactando muchas áreas de mi vida, particularmente cuando se trataba de creerle a Dios. Afectaba la forma en que me acercaba a Él en oración. Venía más con una actitud de mendigar, esperando encontrar algo de misericordia, en lugar de venir a conversar con mi Padre Celestial amoroso, dispuesta a aceptar su voluntad como lo mejor para mí.

Me di cuenta que necesitaba reconsiderar qué le estaba permitiendo a mi corazón creer, reenfocar mis actitudes en base a la verdad de su Palabra y recordar todas las maneras en las que Dios se había mostrado poderoso y fiel a través de mi vida.

El proceso ha sido una trayectoria de años. Poco después de esa revelación, atravesé un valle tan oscuro que las cosas en mi vida eran aún más difíciles de entender. A menudo, sentía que estaba en un laberinto en donde mis intentos infructuosos de entender lo que estaba pasando me dirigían a pasillos sin salida. Entonces, traía a la memoria cómo David atravesó grandes cambios y giros en su vida por muchos años luego de ser ungido como rey de Israel y el día que finalmente se convirtió en rey.

Recordaba a José, esperando 13 años por una respuesta a su: “¿Por qué?”, luego de ser vendido como esclavo por sus hermanos, hasta el día en que todo cobró sentido, de una manera que sólo Dios pudo haber planificado.

Estas historias, leer la Biblia, predicaciones que escuchaba, mis oraciones y las oraciones que otros hacían por mí, y la presencia del Espíritu Santo me fortalecían para continuar en los días cuando sentía que mi fe y esperanza desvanecían.

A través del valle y quebranto, el Señor me ha ministrado verdades que, si las pongo en práctica, tienen el poder para sostenerme en estos tiempos difíciles y permitirme vivir, no sólo como una cristiana que va a la iglesia, ora, escucha música cristiana y hace las cosas que los cristianos hacen, sino como una creyente que siempre le cree a su Palabra. Una persona que vive verdaderamente creyendo que todo lo que Dios ha dicho es verdadero y confiable.

Parte de esas verdades se relacionan a la forma en la cual Dios ve la incredulidad y cómo podemos tratar con ella cuando se asoma en nuestras vidas.

Este devocional nos inspira a reconsiderar, reenfocar y recordar tres prácticas y herramientas que Dios nos brinda para ayudarnos a atravesar circunstancias difíciles creciendo y permaneciendo firmes en nuestra fe, en lugar de permitir que nos alejen de nuestro Salvador. No significa que entenderemos todo, pero pueden ayudarnos a ver las cosas bajo un lente bíblico y verídico, en lugar del lente distorsionado de nuestro razonamiento y perspectiva limitada.

Te invito a que veamos lo que dice su Palabra acerca de la incredulidad y abrir nuestro corazón en confianza ante Dios, tal y como nos sintamos. Podemos venir a Él siempre sabiendo que nos recibe a pesar de nuestras dudas y debilidades. Es allí, dependientes de Su gracia, donde Su poder se perfecciona en nuestra debilidad.

Para meditar

• ¿Estoy viviendo una vida de cristiano o de creyente?
• ¿En qué áreas estoy luchando para creerle a Dios?
• ¿Puedo determinar qué está provocando mi incredulidad? Por ejemplo: Una respuesta a una oración que demora, dolor, ansiedad, etc.

Oración

Padre, al comenzar este estudio, te pido que hables a mi vida y que me muestres si hay áreas en donde estoy albergando incredulidad. Espíritu Santo, te pido que me hables y que tu Palabra me fortalezca y aliente para creer lo que tú has dicho y que eres fiel en todo momento. En el nombre de Jesús, amén.