Un Corazón DispuestoMuestra
Un corazón dispuesto
Una de las cosas que he aprendido es que, cuando estás realmente interesado por alguien y tienes una primera cita con dicha persona, siempre hay que ir dispuesto a escucharla, sin cuestionamientos previos. Todo para aprender y conocer lo más posible a la persona. Después viene la parte más humana: la mente, el juicio, los filtros, etc. Sin embargo, primero tiene que estar la disposición a escuchar. Sí, es difícil porque casi el cien por ciento de las veces, uno va a la cita con una imagen previa, un prejuicio. En general, en lo personal trato de que no sea así y cuando logro hacerlo, los caminos se abren y la información me llega más pura, más limpia, más clara; lo cual facilita la sabiduría y el discernimiento.
Imagínate ahora que vas a tener tu primera cita con alguien y esa persona te gusta realmente. Es tu primera cita a solas con esa persona. ¿Qué haces? ¿Pones todos tus prejuicios primero? ¿Endureces tu corazón y mente para protegerte de un posible engaño? ¿Partes acaso no creyendo nada de lo que te diga, nada de lo que te proponga? Espero que no sea así, aunque no me cabe la menor duda que hay personas que así parten conociendo a otros. Mal, porque tu mente es engañosa y cuando “eres sabio en tu propia opinión” lo más seguro es que te equivoques.
Entiendo que muchas veces hemos sido engañados, han roto nuestros corazones y nuestra confianza y que, en forma natural, uno tiende a poner barreras para protegerse. Sin embargo, Dios nos dio libre albedrío y uno puede decidir abrirse y llegar a esa cita a escuchar, a conocer a la persona, a intimar con ella. Pero antes que suceda, tú debes decidir tener un corazón dispuesto y manso; no cerrado y duro.
Uno de los grandes rechazos, sino el más grande, que tuvo Jesús fue aquel realizado por los fariseos y escribas. Era tanto que, incluso viendo los milagros que Jesús realizaba, los fariseos lo rechazaban y no aceptaban a Jesús como el Mesías y menos como el hijo de Dios. Veían que sanaba enfermos, daba vista a los ciegos e incluso resucitaba a los muertos; igual, viéndolo, DECIDIERON no creer en Él. A través de su propia interpretación de la Ley de Moisés construyeron muros alrededor de sus corazones, endureciéndolos y alejándolos de la gente y de la esencia de la ley: amor, misericordia, bondad.
En la actualidad, existen miles, sino millones, de personas que tienen sus corazones endurecidos y no son capaces de “ver con el corazón” a Dios en la creación, en el cielo, en las montañas, en el mar, en los seres vivos, en nosotros mismos. Son incapaces porque tienen un corazón engrosado y endurecido y han decidido no ver, no oír, no creer y no ser sanados. Simplemente no pueden ni quieren ver la Gloria de Dios en el lugar donde habitan. No, sólo ven maldad, se alimentan de basura e inmundicia; expelen fetidez y perversidad. Para ellos, la misericordia, la bondad, el amor, la fidelidad y Dios son sólo palabras cliché, fantasías, un mundo mágico.
Creo firmemente que el primer paso para tener un encuentro con Jesús es tomar la decisión consciente de tener un corazón dispuesto. Dispuesto a recibir Su semilla, Su Palabras y Enseñanza. Sin filtros, para que esa semilla caiga en tierra fértil, florezca y de frutos y tú, yo y millones de personas podamos disfrutar de la Gloria de Dios y de Su Reino. ¿Tienes tu corazón dispuesto?
Escrituras
Acerca de este Plan
Una de las cosas que he aprendido es que, cuando estás realmente interesado por alguien y tienes una primera cita con dicha persona, siempre hay que ir dispuesto a escucharla, sin cuestionamientos previos. Todo para aprender y conocer lo más posible a la persona. Esta persona, de la que vamos a hablar y conocer, es Jesús y quiere que le abras la puerta de tu corazón dispuesto a escucharlo.
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Nos gustaría agradecer a Alfonso Rinsche Casanova por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://whatsapp.com/channel/0029VaLYNkx2ER6kCcWmdX0T