Saliendo de la QuejaMuestra

LAS SEÑALES.

En todo viaje, carretera o camino que recorremos, debemos reconocer las señales de tránsito. Algunas de ellas nos alertan de la velocidad a seguir y otras de los peligros en la carretera. La señal más importante en este viaje es reconocer lo que dices, y cómo lo dices.

TU VOCABULARIO

Lo que hablas y expresas es muy importante, tiene un efecto muy poderoso en tu vida. Lo que hablas alienta tus estados de ánimo. Lo que hablas, las palabras que dices pueden llegar a afectar positiva o negativamente tu día.

Recuerda que ayer vimos que la Biblia habla en Romanos 10:17 que la fe viene por el oír; y que lo primero que oyes o escuchas es a ti mismo. Hoy te motivo a que te esfuerces por cambiar y mejorar tu vocabulario. No se trata de que te vuelvas una persona religiosa, sino que cambies las palabras quejumbrosas, por agradecimiento.

La queja simplemente muestra un corazón desagradecido, así que con esto en mente, te animo a que te enfoques en comenzar a “intencionalmente”, ver el vaso medio lleno, en vez de, medio vacío. Somos portadores, templo donde habita el Espíritu Santo por lo tanto deja que sea Él quien gobierne tus palabras, el dominio propio puede volverse tu mejor herramienta. De esta manera puedes honrar a Dios con tus palabras. Tu vocabulario no solo te daña a ti, sino que también daña a las personas a tu alrededor, ya que la queja es como un virus que se contagia y enferma a todos. Los que están alrededor de una persona quejumbrosa, se apartarán y los que se quedan se contagiarán.

Enfócate hoy en cambiar tu vocabulario, cambia la queja por gratitud, siempre hay algo por lo cual estar agradecido.

Haz esta oración conmigo:

Señor, hoy quiero comenzar a agradecerte por cada detalle en mi vida. He entendido que si tu Espíritu vive en mi, debo dejar que Él gobierne y no mi carne, ayúdame a doblegarla y dejar la mala costumbre que no te agrada, de quejarme. Te pido perdón, porque muchas veces he sido piedra de tropiezo con mis quejas y he contaminado el corazón de otros. Hoy me rindo a ti para que tú hagas la obra en mí. Gracias porque sé que con tu ayuda lo podré hacer. Amén.