Ellas: Discípulas De JesúsMuestra

En el libro de los Hechos, y en muchas de las cartas del N.T. vemos también que el papel de la mujer estaba presente, mucho más cuando los discípulos salían de Jerusalén. Solo por nombrar algunas:

Lidia, quien se encontró con Pablo, Silas y Timoteo en Filipos. La Biblia dice de ella que era empresaria, vendedora de púrpura, por lo tanto, económicamente independiente, y al parecer, cabeza de familia. Su familia se bautizó junto con ella, lo cual nos muestra su autoridad en el hogar. Además, el liderazgo de las mujeres en Filipos se hace evidente a través de Pablo.

A partir de inscripciones y datos históricos, se sabe que había mujeres que ejercían como jefas de sinagoga, cumplían sus funciones de anciano y sacerdote. Era una práctica habitual, no solo en ciudades con influencias griegas o romanas, también en las comunidades judías y en las cristianas. Más adelante, en el libro de los Hechos, tenemos también el ejemplo de Priscila, que junto con su esposo Aquila, servían en el liderazgo eclesial. Sabemos también, por ejemplo, por las cuatro hijas de Felipe, de quien nos habla Lucas, que había mujeres profetas, además de la ya mencionada Ana que aparece en los relatos de la infancia de Jesús.

Encontramos también, a mujeres que ejercían de ministro (diakonos), como en el caso de Febe, que atendía asuntos de la Iglesia, entre ellos, llevó la carta de Pablo a los romanos. Y muchas otras que servían en la Iglesia de Roma, Pablo las incluye en su lista de saludos personales, en el capítulo 16 de su carta.

Por lo tanto, la sociedad de esa época no prohibía ni apartaba a las mujeres de ejercer papeles de influencia en los distintos ámbitos, pero sí evitaban darle publicidad, ya fuera por motivos culturales, políticos o religiosos.

Sin duda, ellas, las discípulas y siervas de Cristo, sentaron un precedente para todas nosotras. Para ejercer el ministerio, la diaconía, el liderazgo, el evangelismo, y la predicación de la Palabra. Como ellas, nosotras somos puestas en lugares estratégicos de influencia para que Dios haga su obra a través de nuestra vida.