Cuando la Música de tu Alma se Detiene, Golpea las puertas del CieloMuestra
Cuando la música de tu alma regresa, ¡Dios cambia el lamento en baile!
Has cambiado mi lamento en baile; desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría. Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Jehová Dios mío, te alabaré para siempre.
—Salmo 30:11-12
Cuando la primavera se aproxima, notamos que las hojas comienzan a brotar de los árboles y salen los botones florales, señalando una nueva temporada. Luis notó que las cosas pasadas habían terminado y que una mejor etapa comenzaba, años después, él se enamoró de una joven y se casaron. Y, cuando su esposa estaba dando a luz a su hijo (el parto fue muy difícil y doloroso, tal como el proceso que él había atravesado), él se regocijo de alegría y, tomándolo en sus brazos, le dijo: «Estoy enamorado». Entonces reconoció que solo Dios puede cambiar nuestro lamento en baile.
¡Es muy importante que observes bien aun las pequeñas cosas que Dios hace porque estas comienzan a indicarte las cosas grandes que vienen! Es allí donde necesitas regocijarte, aun cuando todavía no entiendes lo que se aproxima, y el volumen de tu adoración tiene que elevarse por encima de las circunstancias. No podemos ser como el criado de Elías quien, cuando se le indicó mirar hacia el mar porque venía una gran lluvia, menospreció la señal que Dios había enviado, y solo visualizó una nube muy pequeñita, como la palma de una mano humana, a pesar de que, en tan solo un momento, el cielo se oscureció, y comenzó una gran lluvia.
¡Regocíjate y agradece como Miriam!
Cuando los israelitas escaparon de Egipto, el faraón tomó seiscientos carros, y él y su ejército los persiguieron hasta encontrarlos acampando junto al mar. En ese momento, el pueblo de Israel necesitaba un milagro sobrenatural porque sentían que habían llegado a un callejón sin salida —me imagino que también la música se detuvo—. Pero Dios abrió los mares para que los israelitas pudieran cruzar al otro lado. Y, cuando terminaron de hacerlo, Dios juntó las aguas, y estas cubrieron al faraón con todo su ejército y carrillos.
Una de las primeras personas en celebrar esta victoria fue Miriam (hermana de Moisés y de Aarón), profetisa y adoradora. La Biblia dice que ella tomó un pandero en sus manos y comenzó a celebrar con cánticos y con danzas. Su alabanza y su adoración llevó a impactar a las demás mujeres, y ellas también tomaron un pandero en sus manos, y adoraron. En sus alabanzas, Miriam expresó:
«Cantad a Jehová, porque en extremo se ha engrandecido» (Éxodos 14:21).
Cuando la música regresa a tu vida, recuerda quién te la devolvió, y alábalo con todo tu ser. Sé como Miriam y ofrécele a Dios danza y un nuevo canto de alegría. Cuando las personas pierden su música, muchas de ellas no solo resultan afectadas en sí mismas, sino que los efectos de este proceso también los sufren quienes la rodean. Así, cuando regrese tu música, no olvides darle la gloria y honra a Dios en público, porque tu agradecimiento demostrado por medio de tu alabanza impactará a otras personas.
Escrituras
Acerca de este Plan
Al leer este devocional, aprenderás a encontrar tu adoración con la esencial ayuda del Espíritu Santo, quien hará posible que recuperes el gozo y la paz que experimentaste cuando tuviste tu primer encuentro con Jesús. Y, aunque pases por distintas pruebas, siempre tendrás un corazón lleno de música para Dios.
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Nos gustaría agradecer a ALEXANDRA BELLORINNI por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite: https://beacons.ai/alexandrabellorinni