Los Fundamentos de la fe CristianaMuestra

Creo en el Espíritu Santo.

“Sin embargo, ustedes no están en la carne sino en el Espíritu, si en verdad el Espíritu de Dios habita en ustedes. Pero si alguien no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de Él” (Romanos 8:9 NBLA).

Hemos leído acerca de Dios el Padre y Dios el Hijo. Hoy, estudiamos a la última persona de la Trinidad: el Espíritu Santo. La Biblia también lo llama "el Espíritu de Dios" o "el Espíritu de Cristo".

El Espíritu Santo no es una fuerza impersonal; es tan Dios como el Padre y el Hijo. Cuando Jesús anunció que regresaría a su Padre en el cielo, prometió enviar al Espíritu Santo como Ayudador hasta su regreso. Esto sucedió en Pentecostés, cuando el Espíritu Santo fue derramado por completo.

Lo que hace tan especial al Espíritu Santo es que está muy involucrado en la salvación de las personas. Cuando alguien llega a la fe, recibe el don del Espíritu Santo. Este Espíritu habita en sus corazones y transforma su forma de pensar. Lo hace santo, lo cual significa que sus pensamientos y hábitos pecaminosos son reemplazados por lo que es verdadero, puro y hermoso. Lo convierte en una nueva persona.

El Espíritu Santo también capacita y habilita a los creyentes para cumplir su tarea dentro de la iglesia. Algunas personas reciben el don de enseñar, otros el don de servir o consolar, todo para el bien común.

Entonces, el Espíritu Santo es "Dios en nosotros".

¿Estás listo para permitir que Dios habite en tu corazón y tome el control de tu vida?