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Enfrenta a los gigantes

A lo largo de nuestra vida, tenemos que enfrentar muchos desafíos delante de nosotros; y esto nos lleva a preguntarnos una y otra vez: ¿Cómo lo vemos?, ¿podemos ser capaces de superarlo? Cuando la vida llega con una especie de gigante, ¿nuestra perspectiva se basa en el desafío que enfrentamos o en nuestro llamado? ¿Lo percibimos como una oposición o como una oportunidad?

En la Biblia hay una historia acerca de David, quien a su corta edad tuvo dificultades y enfrentó literalmente un gigante; ganando esa batalla. Y este es uno de muchos ejemplos en donde debemos entender que no importa ni siquiera la edad, cada uno de nosotros tenemos un llamado. El Dios que escogió a David para su equipo es el Dios que te escoge a ti. La diferencia radica en que, al convertirte en parte del equipo de Dios, no eres simplemente considerado un jugador a sus ojos; te conviertes en su familia. Parafraseando Efesios 1: «Dios te eligió, te bendijo, te adoptó y te redimió» (versículos 3-7).

Junto con esta elección que haces es probable que vengan desafíos, y estos desafíos son el terreno donde demostramos para lo que fuimos escogidos: ¡ganar!

Hoy tienes un llamado para superar cualquier obstáculo y a cualquier gigante que se interponga en tu camino. Tu apellido se transforma en victoria, no en víctima.

Puede que estés enfrentando ahora mismo un gigante, a un jefe hostil, a alguien que desee el mal para ti, a un rival en los negocios poco ético, o incluso a tu propia familia. Sea quién sea que esté en tu contra, Dios te respalda. Él te escogió. Y ahora, como uno de sus elegidos, tienes acceso a todos los beneficios que Él te da, esa guía especial para vencer aquello que ves como un gigante difícil de vencer; porque recuerda que: «Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó» (Romanos 8:37).

Oración:

Jesús, hoy sé que soy más que vencedor y entiendo que puedo enfrentar a cada gigante en mi vida, gracias porque tú me guías en cada paso. ¡Amén!