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Rebeca

DÍA 7 DE 12

DEJA UN LEGADO.

Veinticuatro horas atrás, la vida había sido muy distinta para Rebeca y su familia. Un viaje habitual al pozo cambió el rumbo de su historia y, en realidad, de la historia del mundo. La joven Rebeca simplemente había ido al pozo, como hacía diariamente, a sacar agua para la familia. Sin embargo, en aquel día elegido por Dios, un desconocido estaba esperando… un extranjero enviado por Abraham pariente de la familia de Rebeca para encontrar una prometida para su hijo Isaac.
La preciada y bondadosa Rebeca le dio agua al criado y lo invitó a pernoctar en casa de su familia. Durante la cena, su padre y su hermano entendieron que Rebeca era la mujer que Dios había escogido para casarse con el heredero de Abraham. Al otro día, al despuntar el sol, Rebeca se subió a uno de los camellos del desconocido, y partió hacia la misteriosa y lejana tierra de Canaán.
Según se iba alejando la caravana con su preciada Rebeca, la familia oraba y bendecía con las siguientes palabras a la hija y hermana a la que probablemente nunca volverían a ver:
Hermana nuestra, sé madre de millares de millares, y posean tus descendientes la puerta de sus enemigos (Génesis 24:60).
Si eres madre, piensa en tu influencia. Tus hijos y tus hijas son bendición y herencia de Dios; son una fuente de alegría y debes criarles en la instrucción del Señor. Cuando les llegue el momento de marcharse del hogar, te sentirás triste… pero también puedes alegrarte en lo que les depara el futuro. Si tienen la disposición, Dios usará a tus hijos e hijas a lo largo de los años para afectar a miles a medida que pasan la batuta de la fe a otra generación.
Por lo tanto, tu misión es clara. Nunca es demasiado pronto para comenzar la educación espiritual de tus hijos. ¿Qué estás haciendo hoy para educar sus corazones y mentes, y prepararles para dejar un «legado de fe» mañana?

Escrituras

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