La vida según SANTIAGOMuestra

Las obras muestran fe

"Pero alguien dirá: 'Tienes fe; Tengo obras'. Muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostraré mi fe con lo que hago" (Santiago 2:18).

Favoritismo prohibido

Santiago continúa ayudándonos a entender la vida de fe. Él cree que nuestra fe debe resultar en transformación. Dice que esto debería afectar la forma en que tratamos a las personas. Mientras que el mundo nos enseña a tratar a los ricos y poderosos con más estima, Santiago cree que los cristianos deben ver a todos de la manera en que Dios los ve, sin discriminación. Habla de cuántas personas que son pobres a los ojos del mundo son ricas en fe. Si aún no lo has hecho, te animo a que hagas un viaje misionero a corto plazo. Saldrás de esta rica cultura y conocerás a personas que viven en extrema sencillez y pobreza, que tienen un gozo en el Señor que desafía tu pensamiento. Estamos tan sesgados por esta sociedad competitiva y despiadada en la que vivimos, y Santiago nos recuerda que debemos ser "contraculturales".

La prueba definitiva, según Santiago, es si estamos amando a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos. A esto lo llama la ley real. Jesús dijo que amar a los demás es el segundo mandamiento más grande después de amar a Dios (Mateo 22:37-40). Pablo enseña en 1 Corintios 13 que podemos tener todos estos maravillosos dones espirituales, pero si no tenemos amor, todo es inútil. Santiago está de acuerdo y dice que algún día seremos juzgados por lo que amamos.

Fe y obras

A lo largo de las Escrituras, entendemos que nuestra salvación viene a través de nuestra fe en Jesucristo. Santiago, sin embargo, se da cuenta de que muchas personas afirman que tienen fe en Cristo, pero sus acciones no lo verifican. Desafía la noción de que "creer en Dios" define nuestra fe, diciendo que "incluso los demonios creen eso". En Santiago 2:19, dice que la creencia genuina resulta en acciones que confirman nuestras creencias. Enumera a Abraham y a la prostituta Rahab, quienes están en la "sala de la fe" en Hebreos 11, como grandes ejemplos de personas que tenían una fe extrema que resultó en una acción extrema.

Una vez más, la vida cristiana, según Santiago, es una vida que da fruto para el reino de Dios. Su enseñanza apoya la lección de nuestro Señor Jesús en Juan 15, donde dijo: "Si un hombre permanece en mí y yo en él, dará mucho fruto; separados de Mí no pueden hacer nada" (Juan 15:5 NVI). Dios quiere orquestar nuestras vidas de tal manera que seamos Sus embajadores en este mundo perdido y moribundo. Él tiene un plan, y nosotros somos parte de él.

"Les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo en ustedes; Quitaré de ustedes su corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Y pondré mi Espíritu en ustedes y los moveré a seguir mis decretos y a guardar mis leyes" (Ezequiel 36:26-27).