Año nuevo, ¿Vida Nueva?Muestra

Permanecer

Les daré mi humilde opinión en este día acerca de lo que Dios me enseñó de esta frase: "Año nuevo, vida nueva". Cada término de año nos replanteamos cambiar radicalmente, y comenzamos a presionarnos a nosotros mismos. Personalmente pienso que Dios no nos manda a cambiar cada año, al menos no de la manera que lo pensamos el 31 de diciembre. Ha sido como un sistema que hemos creado nosotros mismos, a suerte de una palmada en la espalda, y comenzamos en algún momento a hacer cambios radicales para poder obtener de una u otra manera el logro de los objetivos que nos planteamos. Así, unos se mudan de país, otros dejan de comer carnes, otros comienzan a experimentar la bulimia por el asunto de la "dieta", también dejan sus grupos de amigos, en muchos de los casos se buscan nuevas relaciones amorosas, unos renuncian a sus trabajos y otros se dedican al gimnasio todos los días. También vemos como algunos comienzan a ir a la iglesia y otros se alejan, pero pocos, muy pocos se replantean en ese momento su relación con Dios y con los demás.

Pensamos que debemos cambiar por completo, cambiamos de iglesia, cambiamos de actitud, cambiamos incluso nuestra manera de servir en la iglesia. Queremos dejar de ser pobres o salir de una situación, pero lo que Dios quiere realmente es lo que se describe en Efesios, que nos vistamos de un nuevo hombre, esto es, replantearnos la vida como Jesús lo hizo con Nicodemo, el nacer de nuevo, pero no de la manera natural, sino puesto los ojos en Jesús.

Dios quiere que nosotros en lugar de transformarnos y cambiar siendo otros, Él quiere que sigamos siendo nosotros mismos viviendo como Él nos manda en su Palabra. Pero para ello debemos cambiar nuestra manera de pensar, conociendo y cumpliendo el propósito que nos dio, con los talentos y dones que puso en nuestras vidas, trabajando en ello, perfeccionándolos y multiplicándolos. Dios no está interesado en cambiarte los talentos por otros, tu vida por otra, si ya has nacido de nuevo, ya eres una nueva criatura, Él no quiere que renazcas cada año nuevo, tampoco te garantiza que todo será como tú quieras. Cuando venimos a Dios, y le entregamos nuestras vidas, Él nos hace nuevos, una vez y para siempre, esa nueva criatura debe ser alimentada espiritualmente en su Palabra y oración, en fe y comunión. Pero creer que cada vez que oramos y pedimos a Dios que al comenzar un nuevo año tengamos una vida idealizada a nuestros sueños, es algo que termina frustrándonos porque termina ese año y seguimos planificando el siguiente año lo mismo que el pasado sin haber tenido resultados.

Dios está interesado en trabajar en ti, Él comenzó una obra maestra de tu vida y la va a perfeccionar. No dijo: "Comencé una obra en ti y vamos a hacerte de nuevo y de nuevo y de nuevo", el Señor nos perfecciona, afirma nuestros pasos, nos pide cambiar nuestra forma de entender y mejorar en nuestra relación con Él y con los demás, que es el resumen de la Ley y los mandamientos. Siempre pensamos en hacer cosas para nosotros mismos cada año, para sentirnos bien, y he allí un error en el enfoque, porque deberíamos primero pensar en Dios, luego en nuestro prójimo como a nosotros mismos. Cuando comience este año, cambia tu mira, apunta en la dirección correcta, revisa esas relaciones, que Dios te dio y que con el pasar de los años las olvidaste, revisa tu tiempo de oración y búsqueda de la compañía del Señor, cambia el hábito de dedicarle la mayor parte de tu atención durante el día al teléfono y redes sociales, y dedícate a tener más intimidad con Dios, y allí si vendrán cambios en tu año nuevo sin necesidad de tener una lista que no cumplirás. ¿Estás dispuesto a permanecer en Dios? “La demostración más grande del amor es la permanencia".