Siempre alegreMuestra

Me alegraré en el Señor

Cuando estamos tan enfocadas en nuestras circunstancias perdemos el gozo fácilmente. Basta con que algo inesperado suceda; un berrinche en el parque, el shampoo especial de tu pelo convirtiéndose en un montón de burbujas en el baño, una nota desalentadora que nos llega de la escuela de nuestros hijos o una situación inesperada de salud para sentir que el día se nos viene abajo. Y es ahí donde debemos recordar que cada vez que sentimos que el mundo se nos viene abajo, tenemos que alzar la mirada hacia el cielo y hacerlo como lo hizo Jesús. Alinear nuestro corazón al corazón de Dios, diciendo ¨que se haga tu voluntad y no la mía.¨

Suena lindo, pero hagamos que estas palabras resuenen más que nuestros temores. Esto blinda nuestro corazón en medio de situaciones difíciles.

Me encanta meditar en la palabra de Dios, y una gran herramienta para esta práctica es memorizar a la par que voy enseñándoles a mis hijos. En medio de un momento difícil que atravesamos con mi familia podía recordar que ¨el que medita en la palabra de Dios de día y de noche es como un árbol plantado junto a corrientes de aguas que da su fruto a su tiempo.¨

El fruto del gozo se produce en nosotras cuando meditamos, cuando permitimos que Su palabra atraviese nuestro corazón y limpie nuestra mente. Y por lo general ese gozo se hace notorio en las circunstancias más difíciles. Porque proviene de Él y no de nosotras ni de nuestras circunstancias.

Medita

En medio de mis circunstancias Su Espíritu producirá frutos de gozo y paz en mí.