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Pedro: Un Apóstol Con Sus Prioridades Claramente Definidas

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Salmo 19: La suficiencia de la palabra de Dios

Criando Una Generación Que Conozca a Dios

Viviendo en Libertad, Viviendo Lleno Del Espíritu Santo

Avivando El Fuego

Las Promesas Pendientes

Biblia Reina Valera 1960

<div class="version vid149 iso6393spa" data-vid="149" data-iso6393="spa">
 <div class="book bkACT">
 <div class="chapter ch28" data-usfm="ACT.28">
 <div class="label">28</div><div class="s">Pablo en la isla de Malta</div><div class="p"> 1Estando ya a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta. 2Y los naturales nos trataron con no poca humanidad; porque encendiendo un fuego, nos recibieron a todos, a causa de la lluvia que ca&#237;a, y del fr&#237;o. 3Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las ech&#243; al fuego; y una v&#237;bora, huyendo del calor, se le prendi&#243; en la mano. 4Cuando los naturales vieron la v&#237;bora colgando de su mano, se dec&#237;an unos a otros: Ciertamente este hombre es homicida, a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir. 5Pero &#233;l, sacudiendo la v&#237;bora en el fuego, ning&#250;n da&#241;o padeci&#243;. 6Ellos estaban esperando que &#233;l se hinchase, o cayese muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ning&#250;n mal le ven&#237;a, cambiaron de parecer y dijeron que era un dios.</div><div class="p"> 7En aquellos lugares hab&#237;a propiedades del hombre principal de la isla, llamado Publio, quien nos recibi&#243; y hosped&#243; sol&#237;citamente tres d&#237;as. 8Y aconteci&#243; que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disenter&#237;a; y entr&#243; Pablo a verle, y despu&#233;s de haber orado, le impuso las manos, y le san&#243;. 9Hecho esto, tambi&#233;n los otros que en la isla ten&#237;an enfermedades, ven&#237;an, y eran sanados; 10los cuales tambi&#233;n nos honraron con muchas atenciones; y cuando zarpamos, nos cargaron de las cosas necesarias.</div><div class="s">Pablo llega a Roma</div><div class="p"> 11Pasados tres meses, nos hicimos a la vela en una nave alejandrina que hab&#237;a invernado en la isla, la cual ten&#237;a por ense&#241;a a C&#225;stor y P&#243;lux. 12Y llegados a Siracusa, estuvimos all&#237; tres d&#237;as. 13De all&#237;, costeando alrededor, llegamos a Regio; y otro d&#237;a despu&#233;s, soplando el viento sur, llegamos al segundo d&#237;a a Puteoli, 14donde habiendo hallado hermanos, nos rogaron que nos qued&#225;semos con ellos siete d&#237;as; y luego fuimos a Roma, 15de donde, oyendo de nosotros los hermanos, salieron a recibirnos hasta el Foro de Apio y las Tres Tabernas; y al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobr&#243; aliento. 16Cuando llegamos a Roma, el centuri&#243;n entreg&#243; los presos al prefecto militar, pero a Pablo se le permiti&#243; vivir aparte, con un soldado que le custodiase.</div><div class="s">Pablo predica en Roma</div><div class="p"> 17Aconteci&#243; que tres d&#237;as despu&#233;s, Pablo convoc&#243; a los principales de los jud&#237;os, a los cuales, luego que estuvieron reunidos, les dijo: Yo, varones hermanos, no habiendo hecho nada contra el pueblo, ni contra las costumbres de nuestros padres, he sido entregado preso desde Jerusal&#233;n en manos de los romanos; 18los cuales, habi&#233;ndome examinado, me quer&#237;an soltar, por no haber en m&#237; ninguna causa de muerte. 19Pero oponi&#233;ndose los jud&#237;os, me vi obligado a apelar a C&#233;sar;#Hch. 25.11. no porque tenga de qu&#233; acusar a mi naci&#243;n. 20As&#237; que por esta causa os he llamado para veros y hablaros; porque por la esperanza de Israel estoy sujeto con esta cadena. 21Entonces ellos le dijeron: Nosotros ni hemos recibido de Judea cartas acerca de ti, ni ha venido alguno de los hermanos que haya denunciado o hablado alg&#250;n mal de ti. 22Pero querr&#237;amos o&#237;r de ti lo que piensas; porque de esta secta nos es notorio que en todas partes se habla contra ella.</div><div class="p"> 23Y habi&#233;ndole se&#241;alado un d&#237;a, vinieron a &#233;l muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la ma&#241;ana hasta la tarde, persuadi&#233;ndoles acerca de Jes&#250;s, tanto por la ley de Mois&#233;s como por los profetas. 24Y algunos asent&#237;an a lo que se dec&#237;a, pero otros no cre&#237;an. 25Y como no estuviesen de acuerdo entre s&#237;, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: Bien habl&#243; el Esp&#237;ritu Santo por medio del profeta Isa&#237;as a nuestros padres, diciendo:</div><div class="q"> 26Ve a este pueblo, y diles:</div><div class="q">De o&#237;do oir&#233;is, y no entender&#233;is;</div><div class="q">Y viendo ver&#233;is, y no percibir&#233;is;</div><div class="q"> 27Porque el coraz&#243;n de este pueblo se ha engrosado,</div><div class="q">Y con los o&#237;dos oyeron pesadamente,</div><div class="q">Y sus ojos han cerrado,</div><div class="q">Para que no vean con los ojos,</div><div class="q">Y oigan con los o&#237;dos,</div><div class="q">Y entiendan de coraz&#243;n,</div><div class="q">Y se conviertan,</div><div class="q">Y yo los sane.#Is. 6.9-10.</div><div class="m"> 28Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvaci&#243;n de Dios; y ellos oir&#225;n. 29Y cuando hubo dicho esto, los jud&#237;os se fueron, teniendo gran discusi&#243;n entre s&#237;.</div><div class="p"> 30Y Pablo permaneci&#243; dos a&#241;os enteros en una casa alquilada, y recib&#237;a a todos los que a &#233;l ven&#237;an, 31predicando el reino de Dios y ense&#241;ando acerca del Se&#241;or Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

<div class="version vid149 iso6393spa" data-vid="149" data-iso6393="spa">
 <div class="book bkLEV">
 <div class="chapter ch13" data-usfm="LEV.13">
 <div class="label">13</div><div class="s">Leyes acerca de la lepra</div><div class="p"> 1Habl&#243; Jehov&#225; a Mois&#233;s y a Aar&#243;n, diciendo: 2Cuando el hombre tuviere en la piel de su cuerpo hinchaz&#243;n, o erupci&#243;n, o mancha blanca, y hubiere en la piel de su cuerpo como llaga de lepra, ser&#225; tra&#237;do a Aar&#243;n el sacerdote o a uno de sus hijos los sacerdotes. 3Y el sacerdote mirar&#225; la llaga en la piel del cuerpo; si el pelo en la llaga se ha vuelto blanco, y pareciere la llaga m&#225;s profunda que la piel de la carne, llaga de lepra es; y el sacerdote le reconocer&#225;, y le declarar&#225; inmundo. 4Y si en la piel de su cuerpo hubiere mancha blanca, pero que no pareciere m&#225;s profunda que la piel, ni el pelo se hubiere vuelto blanco, entonces el sacerdote encerrar&#225; al llagado por siete d&#237;as. 5Y al s&#233;ptimo d&#237;a el sacerdote lo mirar&#225;; y si la llaga conserva el mismo aspecto, no habi&#233;ndose extendido en la piel, entonces el sacerdote le volver&#225; a encerrar por otros siete d&#237;as. 6Y al s&#233;ptimo d&#237;a el sacerdote le reconocer&#225; de nuevo; y si parece haberse oscurecido la llaga, y que no ha cundido en la piel, entonces el sacerdote lo declarar&#225; limpio: era erupci&#243;n; y lavar&#225; sus vestidos, y ser&#225; limpio. 7Pero si se extendiere la erupci&#243;n en la piel despu&#233;s que &#233;l se mostr&#243; al sacerdote para ser limpio, deber&#225; mostrarse otra vez al sacerdote. 8Y si reconoci&#233;ndolo el sacerdote ve que la erupci&#243;n se ha extendido en la piel, lo declarar&#225; inmundo: es lepra.</div><div class="p"> 9Cuando hubiere llaga de lepra en el hombre, ser&#225; tra&#237;do al sacerdote. 10Y este lo mirar&#225;, y si apareciere tumor blanco en la piel, el cual haya mudado el color del pelo, y se descubre asimismo la carne viva, 11es lepra cr&#243;nica en la piel de su cuerpo; y le declarar&#225; inmundo el sacerdote, y no le encerrar&#225;, porque es inmundo. 12Mas si brotare la lepra cundiendo por la piel, de modo que cubriere toda la piel del llagado desde la cabeza hasta sus pies, hasta donde pueda ver el sacerdote, 13entonces este le reconocer&#225;; y si la lepra hubiere cubierto todo su cuerpo, declarar&#225; limpio al llagado; toda ella se ha vuelto blanca, y &#233;l es limpio. 14Mas el d&#237;a que apareciere en &#233;l la carne viva, ser&#225; inmundo. 15Y el sacerdote mirar&#225; la carne viva, y lo declarar&#225; inmundo. Es inmunda la carne viva; es lepra. 16Mas cuando la carne viva cambiare y se volviere blanca, entonces vendr&#225; al sacerdote, 17y el sacerdote mirar&#225;; y si la llaga se hubiere vuelto blanca, el sacerdote declarar&#225; limpio al que ten&#237;a la llaga, y ser&#225; limpio.</div><div class="p"> 18Y cuando en la piel de la carne hubiere divieso, y se sanare, 19y en el lugar del divieso hubiere una hinchaz&#243;n, o una mancha blanca rojiza, ser&#225; mostrado al sacerdote. 20Y el sacerdote mirar&#225;; y si pareciere estar m&#225;s profunda que la piel, y su pelo se hubiere vuelto blanco, el sacerdote lo declarar&#225; inmundo; es llaga de lepra que se origin&#243; en el divieso. 21Y si el sacerdote la considerare, y no apareciere en ella pelo blanco, ni fuere m&#225;s profunda que la piel, sino oscura, entonces el sacerdote le encerrar&#225; por siete d&#237;as; 22y si se fuere extendiendo por la piel, entonces el sacerdote lo declarar&#225; inmundo; es llaga. 23Pero si la mancha blanca se estuviere en su lugar, y no se hubiere extendido, es la cicatriz del divieso, y el sacerdote lo declarar&#225; limpio.</div><div class="p"> 24Asimismo cuando hubiere en la piel del cuerpo quemadura de fuego, y hubiere en lo sanado del fuego mancha blanquecina, rojiza o blanca, 25el sacerdote la mirar&#225;; y si el pelo se hubiere vuelto blanco en la mancha, y esta pareciere ser m&#225;s profunda que la piel, es lepra que sali&#243; en la quemadura; y el sacerdote lo declarar&#225; inmundo, por ser llaga de lepra. 26Mas si el sacerdote la mirare, y no apareciere en la mancha pelo blanco, ni fuere m&#225;s profunda que la piel, sino que estuviere oscura, le encerrar&#225; el sacerdote por siete d&#237;as. 27Y al s&#233;ptimo d&#237;a el sacerdote la reconocer&#225;; y si se hubiere ido extendiendo por la piel, el sacerdote lo declarar&#225; inmundo; es llaga de lepra. 28Pero si la mancha se estuviere en su lugar, y no se hubiere extendido en la piel, sino que estuviere oscura, es la cicatriz de la quemadura; el sacerdote lo declarar&#225; limpio, porque se&#241;al de la quemadura es.</div><div class="p"> 29Y al hombre o mujer que le saliere llaga en la cabeza, o en la barba, 30el sacerdote mirar&#225; la llaga; y si pareciere ser m&#225;s profunda que la piel, y el pelo de ella fuere amarillento y delgado, entonces el sacerdote le declarar&#225; inmundo; es ti&#241;a, es lepra de la cabeza o de la barba. 31Mas cuando el sacerdote hubiere mirado la llaga de la ti&#241;a, y no pareciere ser m&#225;s profunda que la piel, ni hubiere en ella pelo negro, el sacerdote encerrar&#225; por siete d&#237;as al llagado de la ti&#241;a; 32y al s&#233;ptimo d&#237;a el sacerdote mirar&#225; la llaga; y si la ti&#241;a no pareciere haberse extendido, ni hubiere en ella pelo amarillento, ni pareciere la ti&#241;a m&#225;s profunda que la piel, 33entonces le har&#225; que se rasure, pero no rasurar&#225; el lugar afectado; y el sacerdote encerrar&#225; por otros siete d&#237;as al que tiene la ti&#241;a. 34Y al s&#233;ptimo d&#237;a mirar&#225; el sacerdote la ti&#241;a; y si la ti&#241;a no hubiere cundido en la piel, ni pareciere ser m&#225;s profunda que la piel, el sacerdote lo declarar&#225; limpio; y lavar&#225; sus vestidos y ser&#225; limpio. 35Pero si la ti&#241;a se hubiere ido extendiendo en la piel despu&#233;s de su purificaci&#243;n, 36entonces el sacerdote la mirar&#225;; y si la ti&#241;a hubiere cundido en la piel, no busque el sacerdote el pelo amarillento; es inmundo. 37Mas si le pareciere que la ti&#241;a est&#225; detenida, y que ha salido en ella el pelo negro, la ti&#241;a est&#225; sanada; &#233;l est&#225; limpio, y limpio lo declarar&#225; el sacerdote.</div><div class="p"> 38Asimismo cuando el hombre o la mujer tuviere en la piel de su cuerpo manchas, manchas blancas, 39el sacerdote mirar&#225;, y si en la piel de su cuerpo aparecieren manchas blancas algo oscurecidas, es empeine que brot&#243; en la piel; est&#225; limpia la persona.</div><div class="p"> 40Y el hombre, cuando se le cayere el cabello, es calvo, pero limpio. 41Y si hacia su frente se le cayere el cabello, es calvo por delante, pero limpio. 42Mas cuando en la calva o en la antecalva hubiere llaga blanca rojiza, lepra es que brota en su calva o en su antecalva. 43Entonces el sacerdote lo mirar&#225;, y si pareciere la hinchaz&#243;n de la llaga blanca rojiza en su calva o en su antecalva, como el parecer de la lepra de la piel del cuerpo, 44leproso es, es inmundo, y el sacerdote lo declarar&#225; luego inmundo; en su cabeza tiene la llaga.</div><div class="p"> 45Y el leproso en quien hubiere llaga llevar&#225; vestidos rasgados y su cabeza descubierta, y embozado pregonar&#225;: &#161;Inmundo! &#161;Inmundo! 46Todo el tiempo que la llaga estuviere en &#233;l, ser&#225; inmundo; estar&#225; impuro, y habitar&#225; solo; fuera del campamento ser&#225; su morada.</div><div class="p"> 47Cuando en un vestido hubiere plaga de lepra, ya sea vestido de lana, o de lino, 48o en urdimbre o en trama de lino o de lana, o en cuero, o en cualquiera obra de cuero; 49y la plaga fuere verdosa, o rojiza, en vestido o en cuero, en urdimbre o en trama, o en cualquiera obra de cuero; plaga es de lepra, y se ha de mostrar al sacerdote. 50Y el sacerdote mirar&#225; la plaga, y encerrar&#225; la cosa plagada por siete d&#237;as. 51Y al s&#233;ptimo d&#237;a mirar&#225; la plaga; y si se hubiere extendido la plaga en el vestido, en la urdimbre o en la trama, en el cuero, o en cualquiera obra que se hace de cuero, lepra maligna es la plaga; inmunda ser&#225;. 52Ser&#225; quemado el vestido, la urdimbre o trama de lana o de lino, o cualquiera obra de cuero en que hubiere tal plaga, porque lepra maligna es; al fuego ser&#225; quemada.</div><div class="p"> 53Y si el sacerdote mirare, y no pareciere que la plaga se haya extendido en el vestido, en la urdimbre o en la trama, o en cualquiera obra de cuero, 54entonces el sacerdote mandar&#225; que laven donde est&#225; la plaga, y lo encerrar&#225; otra vez por siete d&#237;as. 55Y el sacerdote mirar&#225; despu&#233;s que la plaga fuere lavada; y si pareciere que la plaga no ha cambiado de aspecto, aunque no se haya extendido la plaga, inmunda es; la quemar&#225;s al fuego; es corrosi&#243;n penetrante, est&#233; lo ra&#237;do en el derecho o en el rev&#233;s de aquella cosa.</div><div class="p"> 56Mas si el sacerdote la viere, y pareciere que la plaga se ha oscurecido despu&#233;s que fue lavada, la cortar&#225; del vestido, del cuero, de la urdimbre o de la trama. 57Y si apareciere de nuevo en el vestido, la urdimbre o trama, o en cualquiera cosa de cuero, extendi&#233;ndose en ellos, quemar&#225;s al fuego aquello en que estuviere la plaga. 58Pero el vestido, la urdimbre o la trama, o cualquiera cosa de cuero que lavares, y que se le quitare la plaga, se lavar&#225; por segunda vez, y entonces ser&#225; limpia.</div><div class="p"> 59Esta es la ley para la plaga de la lepra del vestido de lana o de lino, o de urdimbre o de trama, o de cualquiera cosa de cuero, para que sea declarada limpia o inmunda.</div>
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<div class="version vid149 iso6393spa" data-vid="149" data-iso6393="spa">
 <div class="book bkLEV">
 <div class="chapter ch14" data-usfm="LEV.14">
 <div class="label">14</div><div class="p"> 1Y habl&#243; Jehov&#225; a Mois&#233;s, diciendo: 2Esta ser&#225; la ley para el leproso cuando se limpiare: Ser&#225; tra&#237;do al sacerdote, 3y este saldr&#225; fuera del campamento y lo examinar&#225;; y si ve que est&#225; sana la plaga de la lepra del leproso, 4el sacerdote mandar&#225; luego que se tomen para el que se purifica dos avecillas vivas, limpias, y madera de cedro, grana e hisopo. 5Y mandar&#225; el sacerdote matar una avecilla en un vaso de barro sobre aguas corrientes. 6Despu&#233;s tomar&#225; la avecilla viva, el cedro, la grana y el hisopo, y los mojar&#225; con la avecilla viva en la sangre de la avecilla muerta sobre las aguas corrientes; 7y rociar&#225; siete veces sobre el que se purifica de la lepra, y le declarar&#225; limpio; y soltar&#225; la avecilla viva en el campo. 8Y el que se purifica lavar&#225; sus vestidos, y raer&#225; todo su pelo, y se lavar&#225; con agua, y ser&#225; limpio; y despu&#233;s entrar&#225; en el campamento, y morar&#225; fuera de su tienda siete d&#237;as. 9Y el s&#233;ptimo d&#237;a raer&#225; todo el pelo de su cabeza, su barba y las cejas de sus ojos y todo su pelo, y lavar&#225; sus vestidos, y lavar&#225; su cuerpo en agua, y ser&#225; limpio.</div><div class="p"> 10El d&#237;a octavo tomar&#225; dos corderos sin defecto, y una cordera de un a&#241;o sin tacha, y tres d&#233;cimas de efa de flor de harina para ofrenda amasada con aceite, y un log de aceite. 11Y el sacerdote que le purifica presentar&#225; delante de Jehov&#225; al que se ha de limpiar, con aquellas cosas, a la puerta del tabern&#225;culo de reuni&#243;n; 12y tomar&#225; el sacerdote un cordero y lo ofrecer&#225; por la culpa, con el log de aceite, y lo mecer&#225; como ofrenda mecida delante de Jehov&#225;. 13Y degollar&#225; el cordero en el lugar donde se deg&#252;ella el sacrificio por el pecado y el holocausto, en el lugar del santuario; porque como la v&#237;ctima por el pecado, as&#237; tambi&#233;n la v&#237;ctima por la culpa es del sacerdote; es cosa muy sagrada. 14Y el sacerdote tomar&#225; de la sangre de la v&#237;ctima por la culpa, y la pondr&#225; el sacerdote sobre el l&#243;bulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el pulgar de su pie derecho. 15Asimismo el sacerdote tomar&#225; del log de aceite, y lo echar&#225; sobre la palma de su mano izquierda, 16y mojar&#225; su dedo derecho en el aceite que tiene en su mano izquierda, y esparcir&#225; del aceite con su dedo siete veces delante de Jehov&#225;. 17Y de lo que quedare del aceite que tiene en su mano, pondr&#225; el sacerdote sobre el l&#243;bulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el pulgar de su pie derecho, encima de la sangre del sacrificio por la culpa. 18Y lo que quedare del aceite que tiene en su mano, lo pondr&#225; sobre la cabeza del que se purifica; y har&#225; el sacerdote expiaci&#243;n por &#233;l delante de Jehov&#225;. 19Ofrecer&#225; luego el sacerdote el sacrificio por el pecado, y har&#225; expiaci&#243;n por el que se ha de purificar de su inmundicia; y despu&#233;s degollar&#225; el holocausto, 20y har&#225; subir el sacerdote el holocausto y la ofrenda sobre el altar. As&#237; har&#225; el sacerdote expiaci&#243;n por &#233;l, y ser&#225; limpio.</div><div class="p"> 21Mas si fuere pobre, y no tuviere para tanto, entonces tomar&#225; un cordero para ser ofrecido como ofrenda mecida por la culpa, para reconciliarse, y una d&#233;cima de efa de flor de harina amasada con aceite para ofrenda, y un log de aceite, 22y dos t&#243;rtolas o dos palominos, seg&#250;n pueda; uno ser&#225; para expiaci&#243;n por el pecado, y el otro para holocausto. 23Al octavo d&#237;a de su purificaci&#243;n traer&#225; estas cosas al sacerdote, a la puerta del tabern&#225;culo de reuni&#243;n, delante de Jehov&#225;. 24Y el sacerdote tomar&#225; el cordero de la expiaci&#243;n por la culpa, y el log de aceite, y los mecer&#225; el sacerdote como ofrenda mecida delante de Jehov&#225;. 25Luego degollar&#225; el cordero de la culpa, y el sacerdote tomar&#225; de la sangre de la culpa, y la pondr&#225; sobre el l&#243;bulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el pulgar de su pie derecho. 26Y el sacerdote echar&#225; del aceite sobre la palma de su mano izquierda; 27y con su dedo derecho el sacerdote rociar&#225; del aceite que tiene en su mano izquierda, siete veces delante de Jehov&#225;. 28Tambi&#233;n el sacerdote pondr&#225; del aceite que tiene en su mano sobre el l&#243;bulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el pulgar de su pie derecho, en el lugar de la sangre de la culpa. 29Y lo que sobre del aceite que el sacerdote tiene en su mano, lo pondr&#225; sobre la cabeza del que se purifica, para reconciliarlo delante de Jehov&#225;. 30Asimismo ofrecer&#225; una de las t&#243;rtolas o uno de los palominos, seg&#250;n pueda. 31Uno en sacrificio de expiaci&#243;n por el pecado, y el otro en holocausto, adem&#225;s de la ofrenda; y har&#225; el sacerdote expiaci&#243;n por el que se ha de purificar, delante de Jehov&#225;. 32Esta es la ley para el que hubiere tenido plaga de lepra, y no tuviere m&#225;s para su purificaci&#243;n.</div><div class="p"> 33Habl&#243; tambi&#233;n Jehov&#225; a Mois&#233;s y a Aar&#243;n, diciendo: 34Cuando hay&#225;is entrado en la tierra de Cana&#225;n, la cual yo os doy en posesi&#243;n, si pusiere yo plaga de lepra en alguna casa de la tierra de vuestra posesi&#243;n, 35vendr&#225; aquel de quien fuere la casa y dar&#225; aviso al sacerdote, diciendo: Algo como plaga ha aparecido en mi casa. 36Entonces el sacerdote mandar&#225; desocupar la casa antes que entre a mirar la plaga, para que no sea contaminado todo lo que estuviere en la casa; y despu&#233;s el sacerdote entrar&#225; a examinarla. 37Y examinar&#225; la plaga; y si se vieren manchas en las paredes de la casa, manchas verdosas o rojizas, las cuales parecieren m&#225;s profundas que la superficie de la pared, 38el sacerdote saldr&#225; de la casa a la puerta de ella, y cerrar&#225; la casa por siete d&#237;as. 39Y al s&#233;ptimo d&#237;a volver&#225; el sacerdote, y la examinar&#225;; y si la plaga se hubiere extendido en las paredes de la casa, 40entonces mandar&#225; el sacerdote, y arrancar&#225;n las piedras en que estuviere la plaga, y las echar&#225;n fuera de la ciudad en lugar inmundo. 41Y har&#225; raspar la casa por dentro alrededor, y derramar&#225;n fuera de la ciudad, en lugar inmundo, el barro que rasparen. 42Y tomar&#225;n otras piedras y las pondr&#225;n en lugar de las piedras quitadas; y tomar&#225;n otro barro y recubrir&#225;n la casa.</div><div class="p"> 43Y si la plaga volviere a brotar en aquella casa, despu&#233;s que hizo arrancar las piedras y raspar la casa, y despu&#233;s que fue recubierta, 44entonces el sacerdote entrar&#225; y la examinar&#225;; y si pareciere haberse extendido la plaga en la casa, es lepra maligna en la casa; inmunda es. 45Derribar&#225;, por tanto, la tal casa, sus piedras, sus maderos y toda la mezcla de la casa; y sacar&#225;n todo fuera de la ciudad a lugar inmundo. 46Y cualquiera que entrare en aquella casa durante los d&#237;as en que la mand&#243; cerrar, ser&#225; inmundo hasta la noche. 47Y el que durmiere en aquella casa, lavar&#225; sus vestidos; tambi&#233;n el que comiere en la casa lavar&#225; sus vestidos.</div><div class="p"> 48Mas si entrare el sacerdote y la examinare, y viere que la plaga no se ha extendido en la casa despu&#233;s que fue recubierta, el sacerdote declarar&#225; limpia la casa, porque la plaga ha desaparecido. 49Entonces tomar&#225; para limpiar la casa dos avecillas, y madera de cedro, grana e hisopo; 50y degollar&#225; una avecilla en una vasija de barro sobre aguas corrientes. 51Y tomar&#225; el cedro, el hisopo, la grana y la avecilla viva, y los mojar&#225; en la sangre de la avecilla muerta y en las aguas corrientes, y rociar&#225; la casa siete veces. 52Y purificar&#225; la casa con la sangre de la avecilla, con las aguas corrientes, con la avecilla viva, la madera de cedro, el hisopo y la grana. 53Luego soltar&#225; la avecilla viva fuera de la ciudad sobre la faz del campo. As&#237; har&#225; expiaci&#243;n por la casa, y ser&#225; limpia.</div><div class="p"> 54Esta es la ley acerca de toda plaga de lepra y de ti&#241;a, 55y de la lepra del vestido, y de la casa, 56y acerca de la hinchaz&#243;n, y de la erupci&#243;n, y de la mancha blanca, 57para ense&#241;ar cu&#225;ndo es inmundo, y cu&#225;ndo limpio. Esta es la ley tocante a la lepra.</div>
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