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Criando Una Generación Que Conozca a Dios

Viviendo en Libertad, Viviendo Lleno Del Espíritu Santo

Avivando El Fuego

Las Promesas Pendientes

Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="book bkREV">
 <div class="chapter ch4" data-usfm="REV.4">
 <div class="label">4</div><div class="s">La adoraci&#243;n celestial</div><div class="p"> 1Despu&#233;s de esto mir&#233;, y he aqu&#237; una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que o&#237;, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube ac&#225;, y yo te mostrar&#233; las cosas que suceder&#225;n despu&#233;s de estas. 2Y al instante yo estaba en el Esp&#237;ritu; y he aqu&#237;, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado. 3Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y hab&#237;a alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda.#Ez. 1.26-28; 10.1. 4Y alrededor del trono hab&#237;a veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas. 5Y del trono sal&#237;an rel&#225;mpagos y truenos#Ex. 19.16; Ap. 8.5; 11.19; 16.18. y voces; y delante del trono ard&#237;an siete l&#225;mparas de fuego,#Ez. 1.13. las cuales son los siete esp&#237;ritus de Dios.#Ap. 1.4.</div><div class="p"> 6Y delante del trono hab&#237;a como un mar de vidrio semejante al cristal;#Ez. 1.22. y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detr&#225;s. 7El primer ser viviente era semejante a un le&#243;n; el segundo era semejante a un becerro; el tercero ten&#237;a rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un &#225;guila volando.#Ez. 1.5-10; 10.14. 8Y los cuatro seres vivientes ten&#237;an cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos;#Ez. 1.18; 10.12. y no cesaban d&#237;a y noche de decir: Santo, santo, santo es el Se&#241;or Dios Todopoderoso,#Is. 6.2-3. el que era, el que es, y el que ha de venir. 9Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acci&#243;n de gracias al que est&#225; sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, 10los veinticuatro ancianos se postran delante del que est&#225; sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: 11Se&#241;or, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque t&#250; creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

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 <div class="book bkEZR">
 <div class="chapter ch1" data-usfm="EZR.1">
 <div class="label">1</div><div class="s">El decreto de Ciro</div><div class="r">(2 Cr. 36.22-23)</div><div class="p"> 1En el primer a&#241;o de Ciro rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de Jehov&#225; por boca de Jerem&#237;as,#Jer. 25.11; 29.10. despert&#243; Jehov&#225; el esp&#237;ritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y tambi&#233;n por escrito por todo su reino, diciendo:</div><div class="p"> 2As&#237; ha dicho Ciro rey de Persia: Jehov&#225; el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusal&#233;n,#Is. 44.28. que est&#225; en Jud&#225;. 3Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con &#233;l, y suba a Jerusal&#233;n que est&#225; en Jud&#225;, y edifique la casa a Jehov&#225; Dios de Israel (&#233;l es el Dios), la cual est&#225; en Jerusal&#233;n. 4Y a todo el que haya quedado, en cualquier lugar donde more, ay&#250;denle los hombres de su lugar con plata, oro, bienes y ganados, adem&#225;s de ofrendas voluntarias para la casa de Dios, la cual est&#225; en Jerusal&#233;n.</div><div class="s">El regreso a Jerusal&#233;n</div><div class="p"> 5Entonces se levantaron los jefes de las casas paternas de Jud&#225; y de Benjam&#237;n, y los sacerdotes y levitas, todos aquellos cuyo esp&#237;ritu despert&#243; Dios para subir a edificar la casa de Jehov&#225;, la cual est&#225; en Jerusal&#233;n. 6Y todos los que estaban en sus alrededores les ayudaron con plata y oro, con bienes y ganado, y con cosas preciosas, adem&#225;s de todo lo que se ofreci&#243; voluntariamente. 7Y el rey Ciro sac&#243; los utensilios de la casa de Jehov&#225;, que Nabucodonosor hab&#237;a sacado de Jerusal&#233;n, y los hab&#237;a puesto en la casa de sus dioses. 8Los sac&#243;, pues, Ciro rey de Persia, por mano de Mitr&#237;dates tesorero, el cual los dio por cuenta a Sesbasar pr&#237;ncipe de Jud&#225;. 9Y esta es la cuenta de ellos: treinta tazones de oro, mil tazones de plata, veintinueve cuchillos, 10treinta tazas de oro, otras cuatrocientas diez tazas de plata, y otros mil utensilios. 11Todos los utensilios de oro y de plata eran cinco mil cuatrocientos. Todos los hizo llevar Sesbasar con los que subieron del cautiverio de Babilonia a Jerusal&#233;n.</div>
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 <div class="chapter ch2" data-usfm="EZR.2">
 <div class="label">2</div><div class="s">Los que volvieron con Zorobabel</div><div class="r">(Neh. 7.5-73)</div><div class="p"> 1Estos son los hijos de la provincia que subieron del cautiverio, de aquellos que Nabucodonosor rey de Babilonia hab&#237;a llevado cautivos a Babilonia, y que volvieron a Jerusal&#233;n y a Jud&#225;, cada uno a su ciudad; 2los cuales vinieron con Zorobabel, Jes&#250;a, Nehem&#237;as, Sera&#237;as, Reela&#237;as, Mardoqueo, Bils&#225;n, Mispar, Bigvai, Rehum y Baana.</div><div class="p">El n&#250;mero de los varones del pueblo de Israel: 3Los hijos de Paros, dos mil ciento setenta y dos. 4Los hijos de Sefat&#237;as, trescientos setenta y dos. 5Los hijos de Ara, setecientos setenta y cinco. 6Los hijos de Pahat-moab, de los hijos de Jes&#250;a y de Joab, dos mil ochocientos doce. 7Los hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. 8Los hijos de Zatu, novecientos cuarenta y cinco. 9Los hijos de Zacai, setecientos sesenta. 10Los hijos de Bani, seiscientos cuarenta y dos. 11Los hijos de Bebai, seiscientos veintitr&#233;s. 12Los hijos de Azgad, mil doscientos veintid&#243;s. 13Los hijos de Adonicam, seiscientos sesenta y seis. 14Los hijos de Bigvai, dos mil cincuenta y seis. 15Los hijos de Ad&#237;n, cuatrocientos cincuenta y cuatro. 16Los hijos de Ater, de Ezequ&#237;as, noventa y ocho. 17Los hijos de Bezai, trescientos veintitr&#233;s. 18Los hijos de Jora, ciento doce. 19Los hijos de Hasum, doscientos veintitr&#233;s. 20Los hijos de Gibar, noventa y cinco. 21Los hijos de Bel&#233;n, ciento veintitr&#233;s. 22Los varones de Netofa, cincuenta y seis. 23Los varones de Anatot, ciento veintiocho. 24Los hijos de Azmavet, cuarenta y dos. 25Los hijos de Quiriat-jearim, Cafira y Beerot, setecientos cuarenta y tres. 26Los hijos de Ram&#225; y Geba, seiscientos veintiuno. 27Los varones de Micmas, ciento veintid&#243;s. 28Los varones de Bet-el y Hai, doscientos veintitr&#233;s. 29Los hijos de Nebo, cincuenta y dos. 30Los hijos de Magbis, ciento cincuenta y seis. 31Los hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. 32Los hijos de Harim, trescientos veinte. 33Los hijos de Lod, Hadid y Ono, setecientos veinticinco. 34Los hijos de Jeric&#243;, trescientos cuarenta y cinco. 35Los hijos de Senaa, tres mil seiscientos treinta.</div><div class="p"> 36Los sacerdotes: los hijos de Jeda&#237;as, de la casa de Jes&#250;a, novecientos setenta y tres. 37Los hijos de Imer, mil cincuenta y dos. 38Los hijos de Pasur, mil doscientos cuarenta y siete. 39Los hijos de Harim, mil diecisiete.</div><div class="p"> 40Los levitas: los hijos de Jes&#250;a y de Cadmiel, de los hijos de Hodav&#237;as, setenta y cuatro. 41Los cantores: los hijos de Asaf, ciento veintiocho. 42Los hijos de los porteros: los hijos de Salum, los hijos de Ater, los hijos de Talm&#243;n, los hijos de Acub, los hijos de Hatita, los hijos de Sobai; por todos, ciento treinta y nueve.</div><div class="p"> 43Los sirvientes del templo: los hijos de Ziha, los hijos de Hasufa, los hijos de Tabaot, 44los hijos de Queros, los hijos de Siaha, los hijos de Pad&#243;n, 45los hijos de Lebana, los hijos de Hagaba, los hijos de Acub, 46los hijos de Hagab, los hijos de Salmai, los hijos de Han&#225;n, 47los hijos de Gidel, los hijos de Gahar, los hijos de Rea&#237;a, 48los hijos de Rez&#237;n, los hijos de Necoda, los hijos de Gazam, 49los hijos de Uza, los hijos de Paseah, los hijos de Besai, 50los hijos de Asena, los hijos de Meunim, los hijos de Nefusim, 51los hijos de Bacbuc, los hijos de Hacufa, los hijos de Harhur, 52los hijos de Bazlut, los hijos de Meh&#237;da, los hijos de Harsa, 53los hijos de Barcos, los hijos de S&#237;sara, los hijos de Tema, 54los hijos de Nez&#237;a, los hijos de Hatifa.</div><div class="p"> 55Los hijos de los siervos de Salom&#243;n: los hijos de Sotai, los hijos de Soferet, los hijos de Peruda, 56los hijos de Jaala, los hijos de Darc&#243;n, los hijos de Gidel, 57los hijos de Sefat&#237;as, los hijos de Hatil, los hijos de Poqueret-hazebaim, los hijos de Ami.</div><div class="p"> 58Todos los sirvientes del templo, e hijos de los siervos de Salom&#243;n, trescientos noventa y dos.</div><div class="p"> 59Estos fueron los que subieron de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Add&#225;n e Imer que no pudieron demostrar la casa de sus padres, ni su linaje, si eran de Israel: 60los hijos de Dela&#237;a, los hijos de Tob&#237;as, los hijos de Necoda, seiscientos cincuenta y dos. 61Y de los hijos de los sacerdotes: los hijos de Haba&#237;a, los hijos de Cos, los hijos de Barzilai, el cual tom&#243; mujer de las hijas de Barzilai galaadita, y fue llamado por el nombre de ellas. 62Estos buscaron su registro de genealog&#237;as, y no fue hallado; y fueron excluidos del sacerdocio, 63y el gobernador les dijo que no comiesen de las cosas m&#225;s santas, hasta que hubiese sacerdote para consultar con Urim y Tumim.#Nm. 27.21.</div><div class="p"> 64Toda la congregaci&#243;n, unida como un solo hombre, era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta, 65sin contar sus siervos y siervas, los cuales eran siete mil trescientos treinta y siete; y ten&#237;an doscientos cantores y cantoras. 66Sus caballos eran setecientos treinta y seis; sus mulas, doscientas cuarenta y cinco; 67sus camellos, cuatrocientos treinta y cinco; asnos, seis mil setecientos veinte.</div><div class="p"> 68Y algunos de los jefes de casas paternas, cuando vinieron a la casa de Jehov&#225; que estaba en Jerusal&#233;n, hicieron ofrendas voluntarias para la casa de Dios, para reedificarla en su sitio. 69Seg&#250;n sus fuerzas dieron al tesorero de la obra sesenta y un mil dracmas de oro, cinco mil libras de plata, y cien t&#250;nicas sacerdotales.</div><div class="p"> 70Y habitaron los sacerdotes, los levitas, los del pueblo, los cantores, los porteros y los sirvientes del templo en sus ciudades; y todo Israel en sus ciudades.#1 Cr. 9.2; Neh. 11.3.</div>
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 <div class="book bkPRO">
 <div class="chapter ch17" data-usfm="PRO.17">
 <div class="label">17</div><div class="q"> 1Mejor es un bocado seco, y en paz,</div><div class="q">Que casa de contiendas llena de provisiones.</div><div class="q"> 2El siervo prudente se ense&#241;orear&#225; del hijo que deshonra,</div><div class="q">Y con los hermanos compartir&#225; la herencia.</div><div class="q"> 3El crisol para la plata, y la hornaza para el oro;</div><div class="q">Pero Jehov&#225; prueba los corazones.</div><div class="q"> 4El malo est&#225; atento al labio inicuo;</div><div class="q">Y el mentiroso escucha la lengua detractora.</div><div class="q"> 5El que escarnece al pobre afrenta a su Hacedor;</div><div class="q">Y el que se alegra de la calamidad no quedar&#225; sin castigo.</div><div class="q"> 6Corona de los viejos son los nietos,</div><div class="q">Y la honra de los hijos, sus padres.</div><div class="q"> 7No conviene al necio la altilocuencia;</div><div class="q">&#161;Cu&#225;nto menos al pr&#237;ncipe el labio mentiroso!</div><div class="q"> 8Piedra preciosa es el soborno para el que lo practica;</div><div class="q">Adondequiera que se vuelve, halla prosperidad.</div><div class="q"> 9El que cubre la falta busca amistad;</div><div class="q">Mas el que la divulga, aparta al amigo.</div><div class="q"> 10La reprensi&#243;n aprovecha al entendido,</div><div class="q">M&#225;s que cien azotes al necio.</div><div class="q"> 11El rebelde no busca sino el mal,</div><div class="q">Y mensajero cruel ser&#225; enviado contra &#233;l.</div><div class="q"> 12Mejor es encontrarse con una osa a la cual han robado sus cachorros,</div><div class="q">Que con un fatuo en su necedad.</div><div class="q"> 13El que da mal por bien,</div><div class="q">No se apartar&#225; el mal de su casa.</div><div class="q"> 14El que comienza la discordia es como quien suelta las aguas;</div><div class="q">Deja, pues, la contienda, antes que se enrede.</div><div class="q"> 15El que justifica al imp&#237;o, y el que condena al justo,</div><div class="q">Ambos son igualmente abominaci&#243;n a Jehov&#225;.</div><div class="q"> 16&#191;De qu&#233; sirve el precio en la mano del necio para comprar sabidur&#237;a,</div><div class="q">No teniendo entendimiento?</div><div class="q"> 17En todo tiempo ama el amigo,</div><div class="q">Y es como un hermano en tiempo de angustia.</div><div class="q"> 18El hombre falto de entendimiento presta fianzas,</div><div class="q">Y sale por fiador en presencia de su amigo.</div><div class="q"> 19El que ama la disputa, ama la transgresi&#243;n;</div><div class="q">Y el que abre demasiado la puerta busca su ruina.</div><div class="q"> 20El perverso de coraz&#243;n nunca hallar&#225; el bien,</div><div class="q">Y el que revuelve con su lengua caer&#225; en el mal.</div><div class="q"> 21El que engendra al insensato, para su tristeza lo engendra;</div><div class="q">Y el padre del necio no se alegrar&#225;.</div><div class="q"> 22El coraz&#243;n alegre constituye buen remedio;</div><div class="q">Mas el esp&#237;ritu triste seca los huesos.</div><div class="q"> 23El imp&#237;o toma soborno del seno</div><div class="q">Para pervertir las sendas de la justicia.</div><div class="q"> 24En el rostro del entendido aparece la sabidur&#237;a;</div><div class="q">Mas los ojos del necio vagan hasta el extremo de la tierra.</div><div class="q"> 25El hijo necio es pesadumbre de su padre,</div><div class="q">Y amargura a la que lo dio a luz.</div><div class="q"> 26Ciertamente no es bueno condenar al justo,</div><div class="q">Ni herir a los nobles que hacen lo recto.</div><div class="q"> 27El que ahorra sus palabras tiene sabidur&#237;a;</div><div class="q">De esp&#237;ritu prudente es el hombre entendido.</div><div class="q"> 28Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio;</div><div class="q">El que cierra sus labios es entendido.</div>
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