Noche De Paz, Noche De AmorMuestra
“Al de carácter firme lo guardarás en perfecta paz, porque en ti confía. Confíen en el Señor para siempre, porque el Señor, el Señor mismo, es la Roca eterna…Señor, tú estableces la paz en favor nuestro, porque tú eres quien realiza todas nuestras obras".
Esta porción de las Escrituras forma parte del capítulo 26 del libro del profeta Isaías, que registra el cantico de acción de gracias de los israelitas por la redención y protección de Dios. En la canción, el Pueblo del Señor menciona repetidamente la fidelidad de Dios y nuestra responsabilidad de confiar en Él debido al carácter de Dios que es fiel.
El cántico habla de una ciudad, la ciudad de Dios, cuyos muros son salvación, seguridad, plenitud, paz y gozo en el Señor. De forma espiritual Dios nos llama y nos invita a entrar por sus puertas con acciones de gracia. En contraste, la ciudad del hombre es confusión, tristeza, duda, temor e inestabilidad.
El cántico nos provee de una hermosa promesa para aquellos que, en sus pensamientos, deciden perseverar en Él. La promesa gira en torno a confiar en que tendremos una paz perfecta o más un lugar en Su corazón llamado paz. ¡No te parece esto maravilloso! No hay mejor lugar que estar en el corazón de Dios.
Entonces, ¿por qué a veces resulta tan difícil hacerlo? ¿Por qué nos cuesta confiar en Él, descansar en Él? ¡Porque somos sólo humanos! Tenemos defectos y nuestro corazón quiere el control en lugar de rendirnos, pero nuestro Dios nos conoce, Él nos creó y aún en medio de nuestra fragilidad. Él nos concede gracia. Cuando parece imposible rendirnos, Él nos recuerda su fidelidad.
El Profeta Isaías nos dice que el pueblo cantó, porque recordó el carácter y la integridad de Dios como Roca Eterna e inamovible.
Ahora, si conectamos este registro bíblico con la celebración de la Navidad, no dejamos de pensar en María, en aquel día cuando el ángel Gabriel le compartió la noticia de que daría a luz al Hijo de Dios y al Mesías prometido. María ciertamente se sintió impactada y vacilante, pero el ángel Gabriel la tranquilizó al decirle que Dios le había concedido Su favor. Ciertamente María vivía en la ciudad de los hombres. Pero, desde ese mismo encuentro divino, María por gracia entraría a la ciudad de Dios. El ángel le aseguró a María que el Espíritu Santo vendría sobre ella y desde ese mismo instante el Poder del Altísimo la cubriría con Su sombra (Lc. 1:26-38).
Hoy día para muchas personas alrededor del mundo la celebración de la noche de la Natividad sigue siendo una invitación divina a entrar a la ciudad de Dios, una invitación a entrar a formar parte de un mundo espiritual donde el Príncipe de Paz reina como Rey de reyes y Señor de señores.
El Rey de paz, vino a este mundo no sólo a buscar y salvar a los perdidos sino también a darnos vida eterna y vida espiritual en abundancia. Esta vida abundante no equivale a una vida perfecta y fácil en la que obtenemos todo lo que queremos, siempre triunfamos en términos mundanos o nunca experimentamos sufrimiento. Sin embargo, sí equivale a una vida en la que estamos reconciliados con Dios, ahora sus hijos e hijas, viviendo con su paz eterna e incomprensible.
Acerca de este Plan
Cuando pensamos en la noche en que Jesús nació, la escena en el pesebre, precisamente “paz” no sea la primera palabra o pensamiento que nos viene a la mente. Pero, es precisamente lo que Dios quiere que entendamos sobre la noche de la Navidad. Paz, porque el Dios del universo, nos estaba mirando con misericordia y porque había enviado a nuestra vida al Príncipe de Paz.
More
Nos gustaría agradecer a TopCristianos por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/topcristianos.net/