Maternidad plenaMuestra

Amo ser mamá, pero a veces siento que no puedo con todo. Organizar los compromisos, alimentar a toda la familia en horario, despertarnos y acostarnos temprano; ni hablar de los mensajes pendientes que leer y responder en el grupo de whatsapp.

Entonces, busco a mis “víctimas” y los responsabilizo de todo lo que me está pasando.

Las hormonas, los días de regla, la amiga que me dejó en visto, mi esposo que no me dijo que estaba linda. Pero no, ninguno de ellos es el culpable de que hoy no esté viviendo una maternidad plena. Es mi falta de comunión con mi Padre.

¿Recuerdas a Jesús buscando un lugar solitario y tranquilo para hablar con Su Padre? ¡Cuanto más lo necesitamos nosotras! Quizás no tengas ese lugar solitario, pero sí la maternidad te haya hecho sentir muy solitaria. Dios está ahí.

Quizás hayas priorizado todo lo que es urgente, y hayas dejado de lado lo importante: sentarte a los pies de Jesús.

Lo maravilloso es que Él nunca se duerme, puedes hablar con Él al preparar el desayuno, al llevar a tus hijos al colegio, cuando todos duermen en casa, cuando te estés duchando...

Tenemos un sinfín de oportunidades para conectarnos con nuestro Padre Celestial.

Oración:

Mi amado Padre que estás en los cielos, sabes que te necesito desesperadamente hoy y siempre. Gracias porque siempre estás disponible para mí. Hoy, quiero aprovechar esos momentos fugaces del día entre tareas ordinarias y en momentos en los cuales seamos solo tú y yo. En el nombre de Jesús, amén.