Pablo: Pasado, presente y el propósito de tu vidaMuestra

El vientre de la madre

¿Alguna vez has considerado la perspectiva bíblica sobre los grandes temas del mundo de hoy? ¿Alguna vez has confrontado tus creencias con lo que dice la Biblia? ¿Estuviste de acuerdo? Hoy en día, muchas personas tienen creencias sobre temas complejos apasionadamente, pero nunca han pensado profundamente en ellos a través de una lente lógica y teológica. No es suficiente confiar en las noticias, ya que diferentes estaciones proporcionarán diferentes perspectivas. Como creyentes en Cristo, es importante entender lo que dice la Biblia acerca de estos temas.

Uno de esos temas es lo sagrado de la vida en el vientre de la madre. La Biblia tiene múltiples referencias al útero. Pablo conecta la soberanía de Dios con lo sagrado de la vida diciendo que, por gracia, Dios lo apartó mientras todavía estaba en el vientre de su madre. En Lucas 1:41, el bebé salta en el vientre de Elisabet cuando María la saluda y es llena del Espíritu Santo. En Lucas 1:30, el ángel le dice a María que concebirá y dará a luz a un hijo, Jesús. Y el Salmo 139 dice que Dios creó y tejió al salmista en el vientre de su madre; Dios ordenó todos sus días incluso antes de que fuera formado.

En Mateo 26:39 (NVI), Jesús dijo: «Padre mío, si es posible, no me hagas beber este trago amargo. Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú». Como creyentes, priorizamos la voluntad de Dios sobre la nuestra y queremos ser una bendición para la Iglesia y el Gobierno, pero no necesitamos que el Estado nos imponga nuestras creencias.

Estudia lo que dice la Biblia acerca de lo sagrado de la vida y el «vientre de la madre». Es importante tomarse el tiempo para investigar estos temas y llegar a un argumento lógico y razonable para tus creencias. Al final del día, incluso si no estamos de acuerdo, puede haber respeto mutuo por un punto de vista bien pensado. ¿Estás dispuesto a examinar tus creencias apasionadas sobre temas complejos de una manera crítica y potencialmente desafiarlas? ¿Estás dispuesto a decir como Jesús: «Pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya»?