¡Heme Aquí! Envíame a MíMuestra
C. Tercero Dios nos separa
El pasaje de Hechos 13:2 nos relata un momento significativo en la vida de Bernabé y Saulo, quién posteriormente sería conocido como Pablo. Mientras adoraban al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo los separó para una misión especial. Este acto de separación es un recordatorio de cómo Dios nos escoge y nos aparta para un propósito divino en nuestras vidas.
La importancia de la separación: El concepto de separación es fundamental en la vida de un creyente. Dios nos llama a ser apartados del mundo, lo cual incluye amistades, lugares y cosas que podrían alejarnos de su voluntad. Esta separación no implica aislarnos, sino más bien estar en el mundo sin ser del mundo. Estamos llamados a influenciar positivamente a nuestro entorno en lugar de ser influenciados negativamente por él.
NAZAR y KOHODESH: Separación para y Separación de: En el idioma hebreo, "NAZAR" significa separar de, mientras que "KOHODESH" significa separar para. Dios nos llama a separarnos de las influencias negativas del mundo, pero también nos separa para su uso exclusivo. Somos un pueblo escogido, un remanente que Dios reserva para un propósito divino.
Viviendo en santidad: Dios nos elige y nos llama a vivir una vida santa, separada para Él. La santidad no se trata solo de evitar lo malo, sino de abrazar lo bueno y lo divino. Significa buscar continuamente la presencia de Dios, vivir en obediencia a Su Palabra y permitir que el Espíritu Santo nos guíe en todas las áreas de nuestra vida.
Conclusión: La separación en la vida de un creyente es un acto de amor y cuidado por parte de Dios. Él nos aparta del mundo y nos separa para Su propósito divino. Recordemos que somos un pueblo escogido, un remanente que Dios ha reservado para marcar la diferencia en el mundo y cumplir Su misión. Vivamos en santidad y obediencia, permitiendo que Dios nos use de maneras que honren y glorifiquen Su nombre.
Escrituras
Acerca de este Plan
Todos tenemos un llamado, Dios envío a cada uno de nosotros a este mundo con un propósito. Fuimos creados desde antes de la creación del mundo con un plan diseñado por Dios para que se cumpliera en un tiempo establecido. Nosotros pasamos por dos momentos en la vida, el primero es cuando Dios nos llama y le decimos: "Señor, heme aquí". El segundo paso es decirle: "Señor, envíame a mí".
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