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Una vida de intimidad con Dios

DÍA 287 DE 365

El ayuno que derrota al diablo

“...Nunca me valgo de planes ni métodos humanos para ganar mis batallas. Para destruir las fortalezas del mal, no empleo armas humanas, sino las invencibles armas del todopoderoso Dios...”, 2ª Corintios 10:3-4 (NT-BAD).

Pablo ganaba todas las batallas que peleaba. ¿Cuál era su secreto? Identificaba el origen de su problema y lo enfrentaba con el recurso correcto. Si la causa del problema era espiritual entonces no usaba armas humanas sino las invencibles armas de la fe, la oración y el ayuno. Sigamos su ejemplo. Si el origen de nuestra enfermedad es una bacteria debemos atacarla con antibióticos. En este caso el médico es la persona correcta para ayunarnos a ganar esa batalla. Pero si la causa del problema es espiritual entonces las armas humanas no nos servirán. Para destruir las fuerzas del mal no alcanza con recitarles de memoria un versículo bíblico y mucho menos mostrándoles una cruz. Incluso más, existen demonios tan porfiados que no salen ni siquiera mencionándoles el nombre de Jesús. En esos casos hay que ayunar. El ayuno combinado con la oración derrota al diablo. Si tu matrimonio está atado a una fortaleza espiritual no puedes destruirla con algunos consejitos pastorales. Tienes que orar y ayunar. ¡Cuánto tiempo hemos perdido desconociendo esta herramienta poderosa! Hoy en día sabemos que la mayoría de los problemas matrimoniales no se solucionan con cartitas de amor o minis lunas de miel. Lo mismo sucede con las ataduras sexuales, no se solucionan en el diván o en el consultorio; muchos menos leyendo un libro. Diagnosticar bien el problema es una parte de la solución, pero si queremos la victoria total debemos prescribir bien el tratamiento. Si no utilizamos el recurso correcto perderemos muchas de las batallas que enfrentemos.

¿Recuerdas el incidente en el que los discípulos no pudieron liberar al niño endemoniado? El demonio que trataban de expulsar se les reía en la cara, Mateo 17:16. ¿Por qué? Porque no sabían cómo enfrentarlo. El arma correcta era el ayuno. El diablo se friega las manos y se despanzurra de risa al ver cuán poco discernimiento espiritual tenemos. Recorremos médicos, visitamos terapeutas y nos empastillamos tratando de solucionar problemas espirituales. Si la causa del sufrimiento es espiritual debes tratarlo espiritualmente. La medicina trata los problemas del cuerpo, no del espíritu. No podemos echar fuera los demonios con una pastillita. Si quieres desatar nudos, romper yugos y quebrantar fortalezas deberás utilizar las indestructibles armas con las que Pablo ganaba todas sus batallas espirituales. Combina fe, oración y ayuno y nada será imposible para ti.

Acerca de este Plan

Una vida de intimidad con Dios

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).

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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/