El gozo del Señor como nuestra fortalezaMuestra

EL GOZO DEL SEÑOR COMO NUESTRA FORTALEZA

Tema de hoy:

4. El gozo en la adoración: encontrar regocijo en la alabanza y la comunión con Dios.

Laura, era una mujer que había vivido la mayor parte de su vida alejada de Dios, había experimentado momentos de vacío y confusión buscando la felicidad en cosas temporales que nunca la satisfacían por completo. Sin embargo, un día Laura tuvo un encuentro transformador con Jesús.

En medio de su búsqueda, y por alguna casualidad (o "causalidad" como solemos pensar) Laura tropezó con una Biblia que había en su casa y al abrirla leyó las palabras del Salmo 34:8 "¡Prueben ustedes mismos la bondad del Señor! ¡Dichoso aquel que en Él confía!" Estas palabras resonaron en ella y despertaron un anhelo de conocer a Dios en una relación personal.

Laura asistió a un evento de adoración en su comunidad invitada por una amiga que conocía su necesidad espiritual. A medida que las canciones resonaban en el lugar y las personas alababan a Dios con fervor, Laura sintió algo especial muy dentro de ella. Era una presencia y un gozo indescriptibles que nunca antes había experimentado.

Recordando las palabras de los Salmos, Laura se sintió inspirada y animada a buscar más de Dios. En ese momento su amiga le leyó en voz alta: "Pidan, y se les dará, busquen, y encontrarán, llamen, y se les abrirá." (Mateo. 7:7). Laura entendió que estaba en el lugar correcto buscando la presencia de Dios en adoración y alabanza.

En ese encuentro de adoración, Laura sintió el amor y la gracia de Dios de una manera muy real. Su corazón se llenó de gratitud y su espíritu se regocijó al leer luego las palabras del Salmo 16:11: "Me mostrarás el camino de la vida; me concederás la alegría de tu presencia y el placer de vivir contigo para siempre."

Mientras Laura comenzaba su nuevo camino de fe, conoció a un hombre llamado Alejandro. Alejandro había sido criado en una familia cristiana, pero a lo largo de los años se había alejado de Dios y había vivido una vida lejos de sus enseñanzas. Sin embargo, el Espíritu Santo comenzó a trabajar en su corazón llamándolo de vuelta a los pies de Cristo.

Un día, Laura y Alejandro se encontraron en un servicio de adoración en la Iglesia. Mientras alababan juntos a Dios compartieron sus historias de encuentro con el amor y la gracia de Dios. Su adoración se volvió más profunda y significativa al reconocer el gozo que ambos habían encontrado en la presencia de Dios. Juntos experimentaron la alegría de conocer y regresar a los brazos amorosos de su Padre celestial.

La historia no nos cuenta el final, si es que Laura y Alejandro se encontraron luego de alguna manera "muy especial" pero yo quiero creer que sí, yo quiero imaginarme y pensar que el amor de Dios se derramó sobre ellos, y que al buscar la presencia de Dios encontraron una doble felicidad.

Reflexión: La adoración es un camino que nos lleva a un encuentro transformador con Dios. Puede ser el momento en el que reconocemos su amor y gracia por primera vez o la ocasión en la que regresamos a su presencia después de haber estado lejos. En ambos casos el gozo en la adoración se encuentra en la comunión íntima con nuestro Creador.

Las citas bíblicas en esta historia nos recuerdan que la adoración es un lugar de encuentro con Dios donde experimentamos su amor y su perdón. Es un lugar en donde dejamos atrás nuestras cargas y recibimos su paz y restauración. A través de la adoración encontramos gozo en la rendición a su voluntad y en la comunión con su Espíritu.

Oramos? Padre Santo, te agradecemos por la oportunidad de adorarte y encontrarte en medio de nuestra vida diaria. Te alabamos por tu amor inagotable y tu gracia que nos transforma. Te pedimos que nos des un corazón sensible a tu voz y que nuestra adoración sea un reflejo de nuestro amor y gratitud hacia ti.

Te damos gracias por la promesa de tu presencia en nuestra adoración, porque Tú estás en medio de nosotros cuando nos reunimos en tu nombre como lo dice en Mateo 18:20.

Que en cada momento de adoración podamos encontrar gozo en la comunión con Dios y experimentar su amor y presencia de manera más profunda.

Que nuestra adoración sea una respuesta sincera a tu grandeza y amor, y que nos lleve a una vida de rendición y servicio a tu nombre. Gracias Bendito Padre.. Amén.