Cuando el miedo se apodera de tiMuestra
"El miedo alimenta la irracionalidad"
Cuando Moisés envió espías a Canaán para que recogieran información para el pueblo de Israel, el miedo a los gigantes amenazadores fue más visible para ellos que cualquiera de las bendiciones que Canaán ofrecía. Aun cuando, de manera obediente, recogieron frutos de la tierra, su informe hacía énfasis en todos los obstáculos aparentemente imposibles de enfrentar.
“Fuimos a la tierra adonde nos enviaste; ciertamente mana leche y miel, y este es el fruto de ella. Solo que es fuerte el pueblo que habita en la tierra, y las ciudades, fortificadas y muy grandes; y además vimos allí a los descendientes de Anac” (Números 13:27-28). Los espías exageraron y dieron el informe más negativo posible, hasta el punto de compararse con langostas y afirmar que la tierra los devoraría (Números 13:32-33).
Esta exageración terrible contaminó a los israelitas, quienes sucumbieron en llanto y quejas contra Moisés y Aarón, ¡hasta los llevó a decir que desearían haber muerto en el desierto! (Números 14:2-3).
Parece que Israel olvidó la promesa que Dios les había hecho de darles la tierra de Canaán a pesar de los obstáculos, que se veían muy intimidantes. “Tú mismo envía hombres a fin de que reconozcan la tierra de Canaán, que voy a dar a los hijos de Israel” (Números 13:2). Si los israelitas realmente hubiesen confiado en la promesa de Dios, ni los enemigos de Canaán habrían sido una amenaza para ellos.
Dios estaba por darle a Israel la Tierra Prometida, tal como se lo había dicho a Abraham cientos de años atrás. En nuestros momentos de miedo y pánico, Dios nos susurra sus promesas también a nosotros.
Cuando Moisés envió espías a Canaán para que recogieran información para el pueblo de Israel, el miedo a los gigantes amenazadores fue más visible para ellos que cualquiera de las bendiciones que Canaán ofrecía. Aun cuando, de manera obediente, recogieron frutos de la tierra, su informe hacía énfasis en todos los obstáculos aparentemente imposibles de enfrentar.
“Fuimos a la tierra adonde nos enviaste; ciertamente mana leche y miel, y este es el fruto de ella. Solo que es fuerte el pueblo que habita en la tierra, y las ciudades, fortificadas y muy grandes; y además vimos allí a los descendientes de Anac” (Números 13:27-28). Los espías exageraron y dieron el informe más negativo posible, hasta el punto de compararse con langostas y afirmar que la tierra los devoraría (Números 13:32-33).
Esta exageración terrible contaminó a los israelitas, quienes sucumbieron en llanto y quejas contra Moisés y Aarón, ¡hasta los llevó a decir que desearían haber muerto en el desierto! (Números 14:2-3).
Parece que Israel olvidó la promesa que Dios les había hecho de darles la tierra de Canaán a pesar de los obstáculos, que se veían muy intimidantes. “Tú mismo envía hombres a fin de que reconozcan la tierra de Canaán, que voy a dar a los hijos de Israel” (Números 13:2). Si los israelitas realmente hubiesen confiado en la promesa de Dios, ni los enemigos de Canaán habrían sido una amenaza para ellos.
Dios estaba por darle a Israel la Tierra Prometida, tal como se lo había dicho a Abraham cientos de años atrás. En nuestros momentos de miedo y pánico, Dios nos susurra sus promesas también a nosotros.
Acerca de este Plan
El miedo es una emoción que podemos canalizarla correctamente. Pero cuando se sale fuera de control, puede apoderarse de nuestra vida y sucumbirnos a un estado de completo desorden. En esta serie de reflexión de tres días, serás confrontado con tus miedos y empoderado para que puedas superarlos mediante las verdades y promesas de la Palabra de Dios.
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Nos gustaría agradecer a Stacy Reaoch, contribuidora invitada por desiringGod.org en colaboración con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: www.desiringGod.org y www.elcentronetwork.com