¿Cómo encontrar la paz?Muestra

Todos necesitamos paz interior, sin paz nada se puede. Cuando algo nos inquieta o nos preocupa no podemos vivir. No podemos pensar, no logramos concentrarnos ni tampoco trabajar. Las personas sin paz están anuladas, bloqueadas. Por eso quien no tiene paz, hace todo lo posible por encontrarla. Necesita recuperarla.

En el libro de Romanos se nos presenta un gran desafío: estar en paz con todos. El deseo de Dios es que hagamos el esfuerzo de restaurar las relaciones rotas. Dios nos dio un ministerio de restauración. Ya es bastante lo que Satanás nos destruyó como para que lo sigamos haciendo nosotros. Si el amor de Dios hizo alguna diferencia en nuestras vidas, debe reflejarse en nuestras relaciones sanas. La manera en cómo resolvamos nuestras diferencias marcará nuestra madurez espiritual. No podemos controlar las reacciones de los demás, pero si nosotros entendemos los beneficios de reconciliarnos, debemos tomar la iniciativa. No importa quién tenga la razón, nos corresponde dar el paso a la reconciliación. Estar en paz con quien nos ofendió no siempre significa tener que volver a relacionarnos con esa persona. En situaciones particulares donde existe un maltrato, violencia o abuso debemos perdonar en paz y luego tomar distancia.

En Mateo podemos ver que si somos hijos de Dios debemos ser pacificadores. Un Pacificador es alguien que trabaja para resolver conflictos. Los problemas de interrelaciones no se solucionan solos sino por el contrario tienden a agravarse si no trabajamos para resolverlos. Ser Pacificador es un gran trabajo. Isaías llamó al que sería el Mesías “Príncipe de Paz”. Los que conocieron al Príncipe de Paz son llamados a ser pacificadores.

Recuperar la paz nos dará victoria frente a los conflictos que se interpongan en nuestro camino. Los conflictos son la herramienta del diablo para quitarnos la paz. La marca de Satanás es clara: roba, mata y destruye, por eso quiere destruir las relaciones interpersonales. Pero Jesús oró al Padre: “Que sean Uno”.

Jesús es sinónimo de unidad, reconciliación, restauración. Satanás es todo lo contrario. Siempre que nos paremos del lado de la reconciliación, del traer paz, el enemigo no tendrá lugar en nuestras vidas. Dios aplasta, derrota a Satanás manifestando su paz. Donde hay paz el enemigo no tiene nada más que hacer. Donde hay paz el reino de los cielos se manifiesta con poder.