Activos Para El Reino De DiosMuestra

Un entorno que edifica

Las personas con quienes compartís deben ser de edificación para tu vida, tanto los que están en tu día a día, como los que están solo en momentos importantes de la vida, y de esa manera.

Una persona activa para el Reino de Dios es una persona intencional hasta con sus amistades, pues ellas influyen en muchos aspectos. Tanto en las decisiones acerca de lugares a dónde ir, sobre el ánimo de no dejar de congregarse, recordatorio de devocional, ayuda a crecer espiritualmente y a madurar en la fe. Pues si su vida es Cristo entonces los momentos con esas personas se hacen edificantes ¿Eres una de ellas?

La vida está llena de momentos claves, donde muchas veces necesitamos del apoyo de las correctas amistades. En ocasiones ese apoyo se traduce en simples gestos tales como que alguien nos ayude a buscar algo que no podemos encontrar nosotros mismos por estar ocupados estudiando para un examen o con tareas del trabajo.

A veces reaccionamos con ira y queremos actuar como más nos gusta hacerlo (impulsivamente). El amigo está ahí dando direcciones, escuchando nuestras largas notas de voz, para tal vez darnos un gran consejo, para luego continuar haciendo lo que queremos y no se cansa, está ahí, nos alerta, nos enseña, nos corrige en el Señor.

Y debemos ser también, personas que edifican, debemos ser expertos en crear momentos edificantes, algo que vaya mal, algo que huela mal, estar ahí siendo luz, demostrando a Jesús en todo momento, especialmente en nuestro comportamiento. Debemos ser pacificadores en tiempos de ira, debemos saber esperar en tiempos de ansiedad, debemos saber confiar en Dios en tiempos de inseguridad.

Si quieres ser una persona activa para el reino de Dios debes ser alguien que impulse a los demás a confiar en Él.

Ser una persona que anima a tener una vida devocional, a tener un estilo de vida agradable al Señor, no un robot con una sola función de hacer tal acción. Una persona que en cada momento de su vida no solo dice lo que tienen que hacer si no lo hace y lo hace en el momento de su vida en que nadie lo ve. Pues vive en espíritu y verdad en sus cuatro paredes, en su intimidad, en su pequeño rincón donde nadie lo ve ni lo escucha porque es consciente el Señor está ahí. Y a Él le rinde cuentas hasta en su privacidad.

Alguien activo en el reino de Dios no vive una doble moralidad, dando pequeños tiempos al pecado y otros tiempos al Señor. A él no se le escapa nada, por más escondido que estés, por más oculto que tengas todo, eso debe glorificar a Dios.

Una vida apartada del mal, que busca santificarse, alejándose tan lejos que ni con una pizca de mal pueda tener contacto. Es como si la persona misma hubiera dejado de existir porque ama tanto a Dios que aprendió a aborrecer el mal en cada momento de su vida.

Debes ser una persona activa en aborrecer el pecado en tu vida.