La vida de Elías, un luchadorMuestra

Reenfoque

Dios dialoga con Elías, preguntándole dos veces: “¿Qué hacés acá Elías?". Es que no debía huir al desierto. Él era profeta. Su función era alertar al pueblo del pecado y sus peligros, enseñar las Escrituras, ungir reyes y profetas. Esas preguntas lo ubican en tiempo y espacio; es que el miedo lo desorientó.

Dios continúa la restauración de Elías reenfocándolo en su llamado. Un encuentro genuino con Dios te restaura por completo para que regreses por el mismo camino que te llevó a la derrota, ahora como vencedor, para cumplir tu propósito. Elías regresa por el mismo camino que lo llevó a la depresión, tristeza, desgano y enojo para brillar con su vocación.

No permitas que las preocupaciones, la falta de recursos, el miedo o las amenazas te corran de tu propósito. La vocación es difícil de encontrar. Está íntimamente vinculada a la pregunta existencial: ¿Para qué estoy aquí en la Tierra? Todos los días nos levantamos, cual Sísifo, a responder está notificación. Mientras no respondamos, seguirá reclamando. Pero que sea difícil no significa que sea imposible. Para encontrarla: leé tu historia al revés, escucha a Dios y sigue tus gustos, intereses y habilidades.

Oración. Señor, que nada ni nadie nos desvíe de seguir nuestra vocación y cumplir con el propósito que tú designaste para nosotros. Amén.