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Contagio Espiritual

DÍA 4 DE 5

Priscila, esposa de Aquila, era una mujer pagana que vivía en Roma, pero que por cuestiones políticas, había llegado a Corinto con el objetivo de radicarse. Fue allí donde conoció al Apóstol Pablo, pues tenían algo en común; el trabajo de hacer tiendas de campaña. Su capacidad de contagio fue tal que el Apóstol Pablo no solo reconoció que la pareja había arriesgado sus vidas por él, sino que también en más de una ocasión llamativamente invirtió el orden lógico de la época para ubicar su nombre antes que el de su esposo.

Veamos en detalle. En el capítulo 16 de Romanos, hay una lista selecta de colaboradores que el Apóstol Pablo nombra para expresar sus cariños. Llama mucho la atención que, de los 26 sustantivos propios, Priscila y Aquila sean los primeros.

“Saluden a Priscila y Aquila, mis compañeros de trabajo en Cristo Jesús. Por salvarme la vida, ellos arriesgaron la suya. Tanto yo como todas las iglesias de los gentiles les estamos agradecidos” (Romanos 16:3-4, énfasis de la autora).

Sin embargo, esta no fue la única vez que el apóstol oriundo de Tarso mencionó a esta pareja en las salutaciones. La pregunta es: ¿Por qué?

¿Quiénes fueron ellos? Lo que se sabe a la luz de las Sagradas Escrituras es que Aquila, cuyo nombre significaba “águila”, era un judío que vivía en Italia, y era natural de Ponto. Esta ciudad fue mencionada por Lucas al narrar el evento del Pentecostés: “Partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia, de Judea y de Capadocia, del Ponto y de Asia” (Hechos 2:9). Lo que se sabe en cuanto a Priscila, diminutivo de Prisca tal como se menciona en algunas versiones (ver 2 Timoteo 4:19, RV60), es que era la esposa de Aquila.

En el Nuevo Testamento, el nombre tanto de “Aquila” como “Priscila” aparecen en 6 oportunidades. El detalle teológico es que ninguno de esta pareja aparece a solas. Es decir, cuando se menciona a Aquila, siempre le sigue Priscila. Y cuando se lee Priscila, enseguida aparece el nombre de Aquila. Enfatizo esta parte porque hay todo un mensaje oculto allí.

“Pablo permaneció en Corinto algún tiempo más. Después se despidió de los hermanos y emprendió el viaje rumbo a Siria, acompañado de Priscila y Aquila” (Hechos 18:18).

“Comenzó a hablar valientemente en la sinagoga. Al oírlo Priscila y Aquila, lo tomaron a su cargo y le explicaron con mayor precisión el camino de Dios” (Hechos 18:26).

“Saluden a Priscila y a Aquila, mis compañeros de trabajo en Cristo Jesús” (Romanos 16:3).

“Saludos a Priscila y a Aquila, y a la familia de Onesíforo” (2 Timoteo 4:19).

Entonces, la pregunta natural sería: “Priscila primero y Aquila después”, ¿por qué? ¿A qué se debe esto? ¿Cuál fue la necesidad de Lucas y Pablo de arriesgar su credibilidad al alterar el orden cultural?

Algunos biblistas opinan que Priscila ha sido una precursora en la fe. También existe la posibilidad de que la mujer haya sido más consagradora que su esposo en materia de fe. Pero el punto aquí es que la mujer viene primero y el hombre después cuando la ecuación del mandato social era que el hombre venía primero, y la mujer después. Es decir, hay un vuelco de 180 grados.

El mensaje es contundente. Dios honra el ministerio de la mujer.

Es por eso que hay que destacar lo que hizo esta pareja para el reino a través del ministerio de Pablo. A continuación, observamos cómo el Apóstol Pablo intenta explicar a sus lectores quiénes son Priscila y Aquila, y por qué ocupan un lugar tan privilegiado en esa lista de salutaciones, pues dice: “Por salvarme la vida, ellos arriesgaron la suya” (Romanos 16:4).

¿Pero cuándo aconteció algo así? ¿En qué parte de la Biblia podemos hallar un episodio de estas latitudes? No se sabe con precisión. Pero tal como muchos exégetas comentan, podemos deducir que, por un lado, hayan arriesgado sus vidas en Efeso cuando Pablo entró en conflicto con Demetrio, un platero que hacía figuras de plata en el templo de Artemisa y con ello ganaba muchísimo dinero (leer Hechos 19:23-41), y por otro lado, hayan puesto en riesgo sus vidas en el proceso de la fundación de la iglesia en Corinto (leer Hechos 18:1-4).

De cualquier modo, no hay dudas que a la hora de escoger entre la vida y la muerte, Priscila y Aquila no escatimaron en poner en riesgo sus vidas en pos de la proclamación del Evangelio, pues dice la Palabra de Dios: “Porque para mí el vivir en Cristo y el morir es ganancia” (Filipenses 1:21).

Día 3Día 5

Acerca de este Plan

Contagio Espiritual

Luego de este plan de 5 dias junto a la pastora Sonia Shim, ya no asociará la palabra “contagio” con un virus, sino con el mensaje del Evangelio, el cual tiene un poder de contagio increíble.

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Nos gustaría agradecer a La mujer influencer por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://libreriapeniel.com/producto/contagio-espiritual/