Presencia de Dios en camino espinoso

Tras una promesa hecha con mucha antelación, el pueblo de Israel salió de Egipto, (lugar de esclavitud) rumbo a la tierra prometida. De seguro tenían mucha expectativa, habían sido esclavos por 400 años. Tal vez imaginaron que todo sería como en la actualidad se muestran los viajes en Instagram (estás en un lugar, golpeas tres veces y apareces en el otro). Cuatrocientos años de esclavitud hacen mucha mella en el corazón porque te acostumbras a servirle al que te gobierna, adoptas creencias y costumbres como tuyas.

Un corazón esclavizado no conquista, está a merced de la servidumbre.

Ir hacia la tierra prometida requiere entrenar el corazón, y el desierto es el campo perfecto para hacerlo. Las estaciones son las distintas modalidades, hay categorías de entrenamiento más intensas que otras, sin embargo, siempre hay tiempos de refrigerio y descanso.

Luego de salir del desierto de "Sin" hubo tres interesantes estaciones, la última fue Refidim; allí nuevamente el pueblo no tuvo aguas para beber y recordarás que el Señor dio agua de la roca, acto seguido en el tercer mes de haber salido de Egipto, llegaron al desierto de Sinaí. Llama mi atención el significado que encontré de este nombre, Sinaí: "Espinoso" pero fue allí en esa estación donde el pueblo tuvo un encuentro con el Señor y su gloria.

No importa cuán inhóspita o árida sea la estación dónde estés, el Señor no tiene límites para hacer de tu desierto una habitación donde te encuentres con Él, para mostrarte y enseñarte lo que desea y tiene para ti. Él es el Dios que te ve, conoce, provee, cambia tus circunstancias y te prepara para llegar a tu verdadero destino, una eternidad junto a Él.

Este mundo no es nuestro destino final, por eso siempre tendrá distintas estaciones. Así como el pueblo de Israel anduvo por el desierto y vio las grandes obras del Señor, así nos promete el mismo Dios, estar con nosotros todos los días hasta el fin.

Como sabrás en Sinaí no terminó el viaje del Pueblo de Israel, sin embargo, este devocional sí. Es mi deseo más profundo que estos tres días hayan sido de edificación y crecimiento para tu vida. Oro porque el Señor te dé espíritu de revelación y sabiduría en el conocimiento de Él, alumbrando los ojos de tu entendimiento en cada circunstancia de tu vida, para que entiendas la esperanza a la que has sido llamado. En el nombre de Cristo Jesús, amén.

Para meditar:

¿Qué aprendizaje puedes sacar de cada estación de tu vida, que te acerque más a Dios?

Hasta pronto, con amor tu amiga y hermana.

Jhodarlys Beltrán.