No Te Compares, Dios Te Hizo ÚnicaEjemplo

¿DE DÓNDE SURGE LA COMPARACIÓN?

La comparación surge de dos emociones negativas que no son de Dios: baja autoestima (nos sentimos menos que los demás) y el orgullo (nos sentimos superiores a los demás). Lo que nos puede llevar a sentir celos, codicia y envidia por los demás.

Recordemos en el libro de 1 de Samuel el rey Saúl sintió celos de David porque Saúl era consciente de la unción que David tenía y cómo Dios estaba con él, lo respaldaba y le daba éxito en todo. Saúl se había apartado del Señor, empezó a llenarse de orgullo y autosuficiencia y Dios le quitó su favor.

El tener intimidad diaria con Dios, leer su Palabra y tener clara nuestra identidad y quiénes somos en Cristo hará que tengamos una correcta estima y evitará que veamos a otros más o menos que nosotros. ¡Cuando veas a alguien recibir bendiciones no sentirás celos envidia ni te hará sentir mal porque sabes que Dios no tiene favoritos!

Cuando sabes quién eres en Cristo y todo lo que Dios ha depositado en ti alabarás al Señor por su obra, ¡y jamás querrás ser o parecerte a otra persona!