La mano extendida

En la Palabra de Dios se registra que «se me permite hacer cualquier cosa», hasta ahí uno puede decir: ¡Qué maravilla! puedo hacer todo lo que quiero y Dios aprueba mis acciones. Pero esto no es así porque a continuación se añade: «No debo volverme esclavo de nada».

Es importante tener en cuenta esta segunda parte en nuestro diario vivir.

Hoy en día, desde temprana edad muchas personas son adictas algo. Lamentablemente no eligieron bien, es como si estuvieran en un pantano del cual no pueden salir y mientras más lo intentan más se hunden; pero la solución está en Cristo, quien puede sacarlos de ahí y hacerlos libres, solo tienen que pedir su ayuda y Él vendrá.

Dios no te da la espalda, Él te extiende Su mano para levantarte.