Sin preocupación: 25 días de celebraciónMuestra
Solamente cree
Después de haberse perdido todo el día, un papá llegaba por la noche a casa en completo estado de ebriedad. Allí comenzaba el llanto y dolor. El papá se quejaba de la comida que su esposa le daba, después le decía palabras groseras y por último, la agarraba a golpes que le dejaban marcas profundas en su cuerpo y alma.
El hijo que observaba todo se sentía impotente de hacer algo contra su papá; pero por dentro tenía un odio creciente de golpearlo hasta matarlo. Quería hacer muchas cosas en contra de él; mas por su edad, no podía; sabía que en un enfrentamiento saldría más lastimado que él.
Estas escenas se repitieron por varios años en la familia. Cuando el hijo tenía dieciséis años, en su corazón había odio, rencor, resentimiento y ganas de venganza. Pero nada cambiaba la situación en su hogar.
Un día llegó su amigo y le dijo:
—Vamos a la iglesia.
Él aceptó, no porque quería conocer a Dios, sino porque no tenía nada que hacer en ese momento. Era un domingo. En la iglesia, todos tenían una sonrisa en el rostro y se saludaban con amor. Por supuesto, para el joven todo eso era algo nuevo y diferente. Pensó: «Esto sí es una familia». Siguió asistiendo a la congregación muchos domingos más, hasta que le preguntaron:
—¿Quieres ser feliz y salvo?
—Claro que sí, y cuánto daría por ver feliz a mi mamá y mi familia —respondió de inmediato.
Otro día, Dios le dio una promesa:
«Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.» Hechos 16:31
Agarrado de esa promesa empezó a luchar por su familia por medio de la oración. Le costó mucho porque era el primer cristiano de una familia desintegrada donde reinaba el odio y dolor. Fueron más de dos años cuando por fin su hermano mayor conoció a Jesús. Luego la mamá comenzó a ir a la iglesia junto con su hermanita; solo faltaba su papá y su hermana mayor.
Una promesa para ti
Quizá te sientas identificado con esta historia o alguna parte de ella. Tal vez tienes una familia en la que reina el dolor o algún miembro de tu familia aún no conoce a Cristo. Hoy te invito a que leas y medites en Hechos 16:30-31 y sobre esa promesa empieces a luchar por tu familia.
Pueden pasar días, semanas y hasta años para que recibas esta promesa. Pero, por favor, no te rindas ni bajes los brazos. Dios es fiel a Su palabra y siempre responde. Y su respuesta es lo mejor que puede pasarte. Sus bendiciones no tienen límites.
No importa el tamaño de tu petición, si permaneces en oración y esperas con fe, Dios abrirá Su buen tesoro, el cielo, y hará que lo imposible se haga realidad. Recuerda que cuando Dios dice una cosa, la realiza (Números 23:19).
Si has perdido las esperanzas y has dejado de orar por tu familia, hoy es un buen día para empezar a confiar en Él. Su misericordia sigue intacta y Su poder sigue cambiando vidas.
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Sientes que los problemas te abruman y no tienes nada por qué celebrar? Te acompañaremos durante 25 días para que aprendas cómo sentir el gozo de Dios en cada momento de tu vida.
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Nos gustaría agradecer a CVCLAVOZ por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://cvclavoz.com/