Frutos del espírituMuestra
¿Personalidad o carácter?
“...el querer el bien lo tengo a mi alcance, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso es lo que pongo por obra. Y si lo que no quiero, eso es lo que hago, ya no lo obro yo, si no el pecado que mora en mí” (Romanos 7:18-20).
Pablo diferenció entre sí mismo y aquella fuerza incontrolable en su interior diciendo: “ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí’’. El “yo’’ era la persona de Pablo, el alma, la voluntad y la mente del hombre. El “pecado’’ que moraba en él era la naturaleza humana que él tenía, como todos los seres humanos tenemos.
Para comprender su control sobre nuestras acciones y reacciones, debemos distinguir entre carácter y personalidad:
- PERSONALIDAD: Esta se forma con base en nuestras experiencias y contextos, es decir, está influenciada por el lugar en el que vivimos, nuestra crianza, escuelas, época cultural, formación de nuestra familia, etc. Por ende, no tenemos control sobre esta; es algo que se forma de manera inconsciente en la mayoría de los casos.
- CARÁCTER: Es lo que nosotros decidimos ser y somos basándonos en nuestras creencias y valores personales. En nuestro caso, como hijos e hijas de Dios, estamos llamados a formar el carácter de Cristo en nosotros, y no a vivir conforme a lo que queremos o a la cultura que nos rodea, sino con base en principios bíblicos, siguiendo el modelo de nuestro mayor referente y maestro: Jesús.
En nuestra personalidad, podemos encontrar diferentes debilidades como la inconstancia, falta de compromiso, tendencia a mentir, autoritarismo, falta de empatía, indiferencia, autosuficiencia, orgullo, entre otras. Pero para cada una de las de las debilidades que logres identificar en ti, hay verdades y valores de la palabra de Dios que pueden transformar tu vida para que día a día seas más parecido a Jesús.
Debilidad + Fortaleza de Dios (dependencia del E.S.) = Frutos del Espíritu (carácter).
La transformación y el dar fruto no solo depende de que nosotros estemos dispuestos a ser trabajados sino también de cuánto lugar le demos al Espíritu Santo en nuestras vidas.
Cada situación en donde nuestras debilidades son puestas a prueba, una y otra vez son oportunidades del Espíritu Santo para forjar nuestro carácter y sacar a luz Sus frutos en nuestra debilidad.
ACCIÓN PRÁCTICA: Pídele al Espíritu Santo que te muestre las debilidades en tu carácter y también el fruto que ha estado desarrollando.
Oración: Espíritu Santo, gracias por ser mi amigo. Ayúdame en mi debilidad, que ya no sea yo, sino seas Tú en mi manifestando Tus frutos en cada área de mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.
Escrituras
Acerca de este Plan
Cada experiencia que tenemos con el Espíritu Santo es Dios poniendo una semilla en nosotros; la cual, a través de procesos y a su tiempo, dará fruto. La consecuencia de ser llenos del Espíritu es una vida fructífera. ¿Qué fruto estás dando en esta temporada?
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Nos gustaría agradecer a Israel Chaparro por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.ctue.cl