A Través del AmorMuestra

Honrar, mi adoración

El pecado es atractivo: nos invita a avanzar a través de él haciéndonos creer que es correcto. Nos da muchas promesas que no puede cumplir. Y nos oculta que después del pecado vendrá la culpa, la cual nos conduce a cometer atropellos en contra de nosotros mismos, alejándonos de una relación con Dios.

Esto le da a Cristo un propósito supremo: pagar un precio por nosotros, el costo del amor a los pecadores, buscando justificarnos por medio de Su sangre derramada. Con este sacrificio Dios dice que ya no somos culpables. Podemos agradecerle al honrarlo por lo que hizo. En Su sacrificio, Jesús renunció a su lugar divino y prefirió hacerse hombre para cubrirnos con Su gracia, y a través de Su dolor logró darnos la libertad que hoy gozamos. Hoy estamos vivos para honrar al Señor porque pertenecemos a Él.

«¡Padre mío! Si es posible, que pase de mí esta copa de sufrimiento. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía». Esta es de las frases más desgarradoras que Jesús dijo. Nos insta a preguntarnos, ¿por qué sacrificarse por nosotros? Lo hizo para librarnos de la culpa que conlleva nuestro pecado.

El valor de la honra para Dios es innegociable. Si quieres una vida plena aprende a ser una persona honorable. ¿Y cómo es que podemos honrar a Dios? Dignificando a las personas, y para esto necesitamos reconocer en cada una de ellas Su sacrificio, Su fe y Su trabajo por nosotros. Cuando respetamos a las autoridades, honramos a Dios. Y cuando esto sucede, cumplimos un principio bíblico.

Los turistas de París difícilmente dejarán pasar la oportunidad de visitar la catedral de Notre Dame. Con su arquitectura gótica, su iluminación y el interior como una expresión de estilo romántico, es sin duda una obra maestra. Estudiarla y reconocer su belleza es una manera de honrar esta construcción.

¿Cómo honrar a Dios? Aprende a reconocer la perfección del sacrificio de Jesús y el amor inigualable de Dios. Puedes admirar la belleza de la naturaleza. Leer la Palabra de Dios para entender lo que ha hecho, lo que hace y lo que hará. Cuando puedas ver su grandeza así podrás honrarlo obedeciendo y darle el primer lugar en tu mente, corazón y alma, porque esto logra conectarte con Dios correctamente. Esto te permite reconocer Su amor. Asómbrate de Su misericordia, enamórate de Su pasión… para entregarte a Él en honra y adoración.