Obra MaestraEjemplo

La cultura dice que si seguimos nuestros corazones, nuestros sentimientos y deseos, nos encontraremos a nosotros mismos. Que nuestra identidad y autoestima se encuentran en las cosas que hacemos y en los roles que desempeñamos.

Entonces, terminamos viviendo nuestras vidas tratando de demostrar quiénes somos a los demás, esforzándonos por demostrar que somos talentosos, especiales y dignos de atención y popularidad.

Pero cuando miramos a Dios, podemos ver que no es necesario ningún desempeño: no tenemos que alcanzar nuestro valor. ¡Somos obras maestras, maravillosamente creados como portadores de Su imagen! Él nos hizo con gran cuidado y nos conoce mejor. No tenemos que trabajar para ser aceptados, valorados o atesorados por Dios, ya lo somos.

Ser portador de Su imagen significa que nuestra personalidad y dones únicos son reflejos de Dios mismo. Y cuando llegamos a conocer a Dios, llegamos a conocernos a nosotros mismos y quiénes Él nos diseñó para ser.

Si alguna vez pensaste: “No sé quién soy”, ¿estarías dispuesto a explorar lo que Dios tiene que decir acerca de tu identidad, valor y propósito? Es posible que descubras una sensación de paz y libertad que nunca antes habías conocido.

Reflexiona:

• ¿De qué maneras has tratado de ganarte la aprobación de los demás?
• ¿Cómo el saber que Dios te creó como Su obra maestra te libera de esa mentalidad?