Discipulado y Todo Nuestro SerMuestra

Cuando alimentas a un niño con alimentos saludables, crecerá y se hará más fuerte. Esto simplemente tiene sentido.

Hoy consideraremos qué partes de tus acciones, emociones, prácticas físicas y disciplinas espirituales te están alimentando y, a su vez, fortaleciendo.

El pasaje de hoy nos recuerda que existe una correlación directa entre nuestras elecciones y los resultados.

Tus relaciones, habilidades físicas, equilibrio emocional, salud mental y madurez espiritual comenzarán a sufrir si se descuidan.

Cuando priorizas la actividad física regular, fortaleces tu corazón y tus músculos, optimizas tu consumo de oxígeno e inundas tu cuerpo con hormonas que te hacen sentir bien. Hazlo con un equipo o pareja, y fortaleces tus lazos sociales al mismo tiempo.

Cuando apartas tiempo para la reflexión, la oración y para realizar un estudio bíblico diario como este, realineas tu corazón, espíritu y mente con Dios. Solo unos minutos al día pueden transformar y enriquecer radicalmente el resto de tus relaciones y actividades diarias.

Cuando te reúnes con otros creyentes para adorar y estudiar, fortaleces tu red de apoyo y te das cuenta de que no estás solo.

Por otro lado, cuando vives de acuerdo con tus deseos impulsivos o eliges tus caminos naturales, la ira, la envidia y la lucha seguramente surgirán en tu vida sin importar cuánto trates de enmascararlos.

Cuando eliges el camino del Espíritu y dices no a tu necesidad impulsiva de buscar gratificación instantánea, los resultados son seguros y perceptibles. El amor, la alegría, la fidelidad y el dominio propio marcan sus acciones y actitudes.

¿Qué sucede si no estás seguro de querer, o incluso de poder, elegir el camino del Espíritu? Tu honestidad es el lugar perfecto para comenzar.

Pídele a Dios que te revele no solo el impacto abrumador y transformador de elegir vivir según las leyes de Su Reino, sino también que te dé la fuerza para elegirlo a Él en cada decisión, pequeña o grande.

Tu viaje espiritual con Dios es solo eso: un viaje, no un destino. Cada día te traerá el desafío y la oportunidad de silenciar deliberadamente tus propios deseos y elegir el camino de Dios.

Responde estas preguntas:

• ¿Qué decisión tomaste hoy que indica un deseo de seguir al Espíritu? ¿Uno que satisfaga Sus propios deseos? ¿Qué resultado, si hubo alguno, viste como resultado de tu decisión?
• ¿En qué área necesitas el poder de Dios para vencer? ¿Qué versículos has leído recientemente que te recuerdan Su misericordia y perdón cuando caes? ¿Cuál es una forma tangible en la que puedes enfocarte en las promesas de Dios y no en tus debilidades?