Aunque Estés en Valle De Sombra Y De MuerteMuestra

Cuando las cosas empeoran.

Nos gozamos en la revelación que trae consigo el sacrificio que Jesús hizo por nosotros en el madero. Todo lo que aconteció antes y después de su muerte. Todo el sufrimiento que padeció por causa nuestra y todo el honor que recibe por su obediencia. En definitiva, los hijos de Dios, tenemos una gran ventaja en comparación a las personas que aún no han contado con la dicha de que la obra redentora y salvadora de Jesús, les sea revelada. Hablo de que podemos vivir cada día, independientemente de lo que estemos atravesando, con la certeza que la gracia de Dios nos cubre y nos respalda.

Solo cuando vivimos esta verdad es cuando podemos comprender lo que significa vivir en Cristo Jesús; totalmente seguros en el cumplimiento de la promesa de la salvación, la adopción eterna, el sello del Espíritu Santo y la vida eterna. ¿Por qué lo digo? Porque no es lo mismo experimentar adversidad sabiendo quiénes somos, de quién dependemos y ante quién podemos clamar por ayuda; que el experimentar adversidad, sin saber que hay un Salvador con poder y autoridad para obrar en cualquier circunstancia un milagro.

Que sea esta la oportunidad, si hay alguien que pueda estar leyendo o escuchando que no haya tenido un encuentro con Jesucristo, para que a través de este Plan pueda ser inquietado por el Espíritu de Dios y sea movido por Él, a anhelar la salvación. Amén.

Ahora, te pongo en contexto: al escribir este plan, mi esposo y yo, pasamos por un buen tiempo de diferentes pruebas por voluntad de nuestro Padre. Pruebas que aunque han sido difíciles, también han sido de mucha bendición. Por supuesto, no pretendo maximizar lo que estamos viviendo y menos minimizar el sufrimiento por el que quizá estás pasando; sería una falta de amor, de misericordia y de empatía de mi parte; sería insensato siquiera sugerir, que lo que quizá estás pasando, pueda ser menos importante para Dios, que lo que mi esposo y yo hemos vivido durante este tiempo de prueba. Nuestro Padre sabe cuánto te duele y cuánto estás sufriendo, a Él le importa lo que vivimos y sentimos sus hijos.

Dios nunca te desechará ni te abandonará. Él te está mirando y una confirmación de esta verdad es este plan; no es casualidad que lo estés leyendo, como tampoco es casualidad la prueba que estás atravesando; porque al final, todo se trata de Él y todo es para su gloria. Por algo Dios permitió que escribamos este plan (entre mi esposo y yo), por obediencia a Él, porque es lo que nos ha mandado a hacer y porque sé que lo que ha hecho conmigo y con mi esposo, también lo puede hacer contigo, y hoy, quiere que lo sepas.