Perseverando en La OraciónMuestra

PODEMOS PEDIRLE A JESÚS QUE NOS ENSEÑE A ORAR PORQUE SOMOS SUS DISCÍPULAS

Es maravilloso ser discípulas de Cristo. Uno de los mayores privilegios que tenemos gracias a Cristo es que podemos acercarnos al trono de gracia para encontrar el oportuno socorro (Heb 4:15-16). Constantemente, Jesús mostró a los discípulos cuánto oraba al Padre, pero más que un acto, Él les enseñó su necesidad de relacionarse y depender de Él para todo lo que hacía. Como bien dijo Jesús: “No hago nada que no vea hacer al Padre” (Jn 8:28).

Los discípulos se encontraban maravillados de esta disciplina firme que Jesús hacía. Por eso, ellos le pidieron que les enseñara a orar como Él. Quizás los discípulos se preguntaban qué palabras oraba Jesús, qué pediría, o cómo iniciaba sus oraciones. Los evangelios no mencionan que ellos preguntaran sobre cómo echar fuera demonios o resucitar personas, ellos estaban impactados sobre cómo Jesús oraba, y por ello, fueron intencionales en pedir que Jesús les enseñara.

El Padre nuestro es por excelencia la oración modelo. Inicia mencionando al Padre, reconociendo que Él está en los cielos gobernando soberanamente. Esta oración nos enseña sobre el perdón y la necesidad de la provisión del reino de Dios en la tierra. Termina pidiendo que nos aleje de la tentación de este mundo.

¿Es así como oras? Si no es así, pídele a Jesús que te enseñe a orar.

APRENDE, VIVE, LIDERA

• Aprende: ¿Con quién inicia la oración del Padre Nuestro?
• Vive: Lee el Padre Nuestro, anota las peticiones que Jesús enseña se hagan al Padre. Escribe una versión de esta oración al agregar nombres, situaciones particulares, y luego, ora esta oración al Padre.
• Lidera: Ora esta oración con otras mujeres en tu grupo, cuéntales cómo te ha cambiado la perspectiva de esta oración.

ORACIÓN

“Señor, gracias por dejarme el ejemplo y la forma de orar. Gracias porque tú me enseñas a orar. Te pido perdón por las veces que he fallado en orar. Ayúdame a ser una mujer de oración para acercarme a ti, conocerte y depender de ti. En Cristo, amén”.