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El Espíritu Santo y los dones espirituales

Los dones espirituales son un regalo del Espíritu Santo para los creyentes. Cada uno de nosotros ha recibido un don que podemos usar para servir a los demás y edificar el cuerpo de Cristo. En 1 Corintios 12, Pablo habla sobre los diferentes dones que el Espíritu otorga a los creyentes, como la sabiduría, el conocimiento, la fe, la sanidad, la profecía, el discernimiento de espíritus, el habla en lenguas y la interpretación de lenguas.

Sin embargo, el propósito de los dones no es la exaltación personal sino la edificación de toda la comunidad de creyentes.

En 1 Corintios 12:12-14, Pablo compara el cuerpo de Cristo con un cuerpo humano, diciendo que cada miembro tiene una función diferente pero es esencial para el buen funcionamiento del cuerpo en su conjunto. Así que también cada creyente tiene una función diferente dentro del cuerpo de Cristo, pero todos son necesarios para la edificación del cuerpo.

Es importante recordar que los dones espirituales no son para nuestro propio beneficio, sino para el bien de los demás y para la gloria de Dios.

El uso de nuestros dones debe ser guiado por el amor, no por la vanidad o la búsqueda de poder. En 1 Corintios 13:1-3, Pablo habla sobre la importancia del amor en el uso de los dones espirituales: "Aunque hable en lenguas humanas y angélicas, si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que retiñe. Aunque tenga el don de profecía y entienda todos los misterios y toda la ciencia, y tenga la fe necesaria para mover montañas, si no tengo amor, no soy nada. Aunque reparta todos mis bienes entre los pobres y entregue mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve de nada".

Por lo tanto, debemos usar nuestros dones con humildad y para el bien de los demás. Si tenemos el don de la enseñanza, debemos enseñar con amor y para la edificación de los demás. Si tenemos el don de la misericordia, debemos mostrar misericordia con amor y compasión. Si tenemos el don de la administración, debemos administrar con sabiduría y para la gloria de Dios.

En resumen, el Espíritu Santo nos ha dado dones espirituales para que los usemos para el bien de la comunidad de creyentes y para la gloria de Dios. Cada don es esencial para el buen funcionamiento del cuerpo de Cristo, y debemos usar nuestros dones con humildad y amor para edificar a los demás y cumplir el propósito de Dios en nuestras vidas.

Oración: Padre Celestial, te agradecemos por los dones espirituales que nos has dado. Ayúdanos a usar nuestros dones para edificar a los demás y cumplir tu propósito en nuestras vidas. Enséñanos a usar nuestros dones con humildad y amor. Gracias por tu inmensa gracia y por el don del Espíritu Santo en nuestras vidas. En el nombre de Jesús oramos, amén.