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Su divina fuerza
Nuestra debilidad humana para enfrentar la vida con todas sus altas y bajas es incuestionable. Aunque algunos suelen ser más fuertes que otros, enfrentar los días con nuestras propias fuerzas no hace más que sacar a la luz y poner en evidencia nuestra humana debilidad.
Dios conoce nuestras debilidades, y no sólo lo sabe sino que actúa a favor nuestro para hacernos partícipes de su fuerza. “Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen. Porque él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo.” Salmo 103:13-14
Cuando el apóstol Pablo habla de “las riquezas de su gracia”, incluye su poder en nosotros. Un poder que nos ha sido dado por la presencia del Espíritu Santo en nosotros. “Para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu.” Efesios 3:16
Así es que, amados hermanos, aunque estamos conscientes de que somos débiles la Palabra de Dios nos anima para que también tengamos conciencia del poder de Dios que actúa en nosotros. Esta realidad nos ayuda a vivir en humildad sabiendo que “nadie será fuerte por su propia fuerza” (1 Samuel 2:9), pero al mismo tiempo nos ayuda a vivir en victoria sabiendo que el poder de Dios “se perfecciona en nuestra debilidad.”
Sabiendo esto y no sólo sabiéndolo sino también experimentándolo, el apóstol Pablo pudo decir: “Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.” (2 Corintios 12:9) Él estaba seguro de que su debilidad era compensada con el poder de Dios en su vida.
Sucede lo mismo con los que somos de Cristo, gracias a su continua gracia en nuestras vidas contamos con el poder de su fuerza en nosotros. Podemos acudir con confianza a su trono de gracia para pedir nuevas fuerzas, para ser fortalecidos en Él. La confianza en que su poder está en nosotros por el Espíritu Santo que nos ha sido dado, nos ayuda a vivir cada día con la certeza de que podemos depender de sus fuerzas.
El salmista lo expresó de manera muy clara cuando dijo: “Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus caminos.” Salmo 84:5 Entonces, es bueno que nos preguntemos en quién tenemos nuestras fuerzas. Y si nuestra respuesta es que nuestras fuerzas vienen de Dios entonces somos bienaventurados. Pablo, consciente de esa bienaventuranza pudo exclamar con gran fe, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Filipenses 4:13
Cuán necesario es que, para vivir nuestro día a día, nos sostengamos en la verdad preciosa que nos ha sido revelada en Isaías 40:29, “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.”
Acerca de este Plan
Probablemente has escuchado el dicho: “Querer es poder.” ¿Será esto verdad? ¿Podemos hacer o lograr lo que queramos? Por otro lado tenemos las palabras de fe del apóstol Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” ¿Qué hace la diferencia entre la expresión de fe de Pablo y el dicho antes mencionado? La diferencia la hace Cristo y es lo que estaremos viendo en este plan de cinco días.
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Nos gustaría agradecer a Grettchen Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://facebook.com/grettchen.figueroa