Pasión y propósitoMuestra

Punto esencial 2: Una mente limpia

La clave para tener una mente limpia es buscar una relación íntima y personal con Jesucristo. Debemos desear conocerlo y llegar a ser como Él. El Señor debe ser nuestro Salvador y nuestro modelo a seguir. El Apóstol Pablo escribió en Filipenses 2.5-8:

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

El Señor Jesucristo tenía una comprensión muy clara de quién era Él, y de por qué había venido al mundo. Nuestro Salvador se consideraba a sí mismo un siervo. Se humilló ante Dios y fue obediente a todos los mandatos y preceptos de nuestro Padre Celestial.

Ese es el perfil de Dios para usted. Si quiere tener la mente de Cristo, debe verse como su siervo en la Tierra. La Biblia nos llama a ser embajadores en cadenas de Cristo (Efesios 6.20). Usted hace lo que Dios le guíe a hacer. Él da las directrices y usted obedece.

Si quiere tener una mente limpia —la mente de Cristo— al buscar cumplir el propósito de Dios para su vida, usted debe...

•Determinar de antemano que obedecerá. Si quiere tener la mente de Cristo, debe determinar obedecer los mandamientos de Dios.

•Dejar que la Palabra de Dios programe o reprograme su mente. No puede alcanzar el potencial que Dios le ha dado si permite que otra cosa, que no sea Dios y su Palabra, defina su mundo, a usted como ser humano, o lo que es sabio aceptar en su vida.

•Reprogramar falsas enseñanzas. A medida que lea la Palabra de Dios y la lleve en su corazón y su mente, el Señor usará la verdad para expulsar el error, las mentiras y las falsedades. Él minimizará o borrará todos los patrones de pensamiento que son improductivos y los reemplazará con nuevas formas de pensar que sean beneficiosas.

•Buscar la verdad por sí mismo. Dios no le infundirá su Palabra por "inyección divina". Usted debe esforzarse en comprenderla y abrir la Palabra de Dios a diario. Léala y estúdiela. Luego créala y aplíquela a su vida.

Usted puede tener una mente limpia, una mente enfocada en Cristo. En tanto que persiga su pasión y el propósito que Dios tiene para su vida, elija hacer de la perspectiva del Padre Celestial su perspectiva... y haga de los pensamientos de Él sus pensamientos.