Empieza la fiesta - BachilleratoEjemplo

Escrito por Jillian, 17 años, de Ashburn, Virginia, EE.UU.

Un día, cuando estaba en la secundaria, mi líder de jóvenes me invitó a una reunión en nuestra iglesia llamada "Oración matutina de los martes". Cada martes de 6-7 am, las personas de mi iglesia venían y oraban juntas en el santuario. Cuando entramos, supe que no se trataba de ningún tipo de evento relacionado con un grupo de jóvenes, pues yo era sin duda la persona más joven de la sala. Definitivamente estaba fuera de mi zona de confort. En el círculo de oración que formamos unos minutos más tarde, me encontraba entre pastores y ancianos de la iglesia, personas a las que sólo había visto de lejos. Sin embargo, esta fue una oportunidad increíble para mí. Pude conocer a estas personas, y pronto me di cuenta de que podía aprender mucho de ellas. Desde aquella primera mañana, he seguido acudiendo a la oración matutina de los martes, no sólo para alabar y orar, sino para estar entre personas mayores y más sabias que yo. La sabiduría que me transmiten y las historias que cuentan tienen un valor incalculable y me han guiado y animado continuamente en mi fe. En definitiva, vale la pena levantarse a las cinco de la mañana.

Hoy, piensa de quién te rodeas y recibes consejos y anota sus nombres. Pregúntate: "¿Alguna de estas personas me está animando o guiando en mi fe en Dios?". Si la respuesta es "no", ora para que Dios te guíe hacia mentores y amigos que hagan esto por ti. Luego, comienza a buscar a alguien a quien admires y considera pedirle que intervenga más en tu vida. Después de todo, no estamos llamados a afrontar la vida solos sino que como dice Proverbios 27:17, "El hierro se afila con el hierro, y el hombre en el trato con el hombre".