No siempre

No siempre me siento bien, fuerte o alegre. A veces, siento tristeza, enojo o frustración y me pregunto: "¿Esto es normal? ¿Otros se sienten igual que yo? ¿Esto está bien? ¿Que, a veces, me siento tan llena y otras tan vacía?". Puedo sentirme fortalecida y, a veces, tan débil, tan sin rumbo, sin saber qué hacer o para dónde ir. La duda está presente en mi mente y sé qué debo hacer, pero a veces me desaliento porque oro y siento que mi oración es repetitiva, sin ninguna contestación, como si Dios guardara silencio o estuviera sola en mi lugar secreto. Y, el enemigo se encarga de llenar mi mente de mentiras y dudas. Es entonces cuando más debo orar, alabar y esperar de Dios la respuesta que es la verdad. En otras ocasiones, puedo sentir la presencia de mi Señor y responde a mis preguntas. Es tan bello poder sentir que está conmigo y que me habla. Podemos pensar que Dios se ha alejado de nosotros, pero los que nos alejamos somos nosotros. El Rey David le preguntó a Dios: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación y de las palabras de mi clamor?" (Salmo 22:1)

Él se sintió así y no era que realmente Dios estuviera lejos, pero el Rey David así lo sentía. Después dice: "Dios mío, de día clamo y no respondes; y de noche, pero no hay para mí reposo" (Salmo 22:2). Sentía que Dios no le respondía, y estaba cansado de no escuchar a Dios. Era un momento de angustia. Quizá estás pasando por un momento así, de angustia, duda, tristeza o dolor y te centras tanto en ese sentimiento que no puedes sentir la presencia de Dios. ¿Qué hizo el Rey David? Recordó que no hay nada mejor para dejar atrás esa angustia que volver tus ojos a Dios y alabarlo porque Él habita entre las alabanzas de Su pueblo (Salmo 22:3).

También él recuerda cómo la confianza en Dios trajo libertad. "Entonces clamaron, confiaron y no fueron decepcionados" (Salmo 22:4,5).

Cuando la tristeza, frustración, duda, enojo y aún cuando te sientas solo, no dejes que eso se instale en tu vida. Busca a Dios; Él siempre está cerca. Él ha prometido que no te dejará ni desamparará y, aunque no puedas sentir Su presencia, Él siempre está contigo. Clama y alábalo en ese momento porque puede escucharte; contigo está.

Pensando en…

Cuando siento desmayar, cuando no puedo más y me quedo sin fuerzas, no me puedo levantar solo. Cuando el dolor traspasa todo mi ser y siento no poder, cuando dejo de mirar lo de alrededor...

Cuando te miro a ti, Señor, no estoy solo. Tú vas delante de mí. La tristeza se convierte en alabanza. Los problemas son pequeños ante Tu grandeza y poder. Ante tus promesas, mi gozo regresa. Te miro, Señor, y recuerdo: "diga el débil fuerte soy", "si tú estás por mí, quién contra mí". Tú renuevas mis fuerzas, me das Tu consuelo. Llenas mi corazón de Tu amor, secas mis lágrimas, me llenas de paz, me llenas de ti, me das esperanza. Yo te creo, Señor. La duda no crecerá en mí, y tampoco me detendrá. ¡Lo mejor está por venir! Mayor eres Tú, y estás en mí.

Cuando te miro a ti, mi Señor, cuando sé que Tu voluntad es mi bien, cuando siento Tu amor, recibo Tu paz. Tú, mi Dios, estás aquí. El temor se va, el dolor se va. Tú, mi Padre, estás aquí. Nada me falta. Tu justicia será. Hágase, Señor, Tu voluntad.

Oración

Padre mío, Tú eres mi sostén, mi fortaleza y mi refugio. Acudo a ti por sabiduría, por tu guía y dirección. Que toda duda que venga a mí sea disipada por Tu palabra que es la verdad. Que pueda yo crecer y levantarme en victoria ante toda mentira del enemigo. Me pongo en Tus manos y decido hacer Tu voluntad. Tú eres mi Señor y mi Salvador. Gracias. En el nombre de Jesús, amén.